Es cierto. Actualmente hay dos puntos de vista enfrentados: El de los ministros y trabajadores del Poder Judicial de la Federación, que no quieren perder sus privilegios y el de un solo individuo que pretende tener el control absoluto del país. No hay punto medio, pero para bien de México, hay que buscarlo.

Ya lo había dicho yo; -y cuando vea a Loret de Mula le voy a hacer aquel nuestro gesto burlón de la infancia, cuando nos poníamos las manos abiertas a la altura de la boca, con los dedos pulgares pegados al mentón: ¡Lero, lero, candelero!- el Poder Judicial necesita cambios, no una reforma. Está bien así, con ministros que sigan una carrera, porque aquí no se trata de democracia, sino de meritocracia.

Si el Poder Ejecutivo puede maniatar al Legislativo, debe cuando menos haber un poder que haga contrapeso, y la independencia del Judicial es necesario para que marche bien la República.

Eso lo dije antes que Loret de Mula. Cada vez creo más firmemente que estos cabrones leen mi columna y me copian las ideas. ¡Ya les voy a cobrar regalías!

Hagamos un rápido análisis de las dos posturas diametralmente opuestas en que se ha convertido el debate en torno a las pretendidas reformas, que requieren de la mayoría calificada de la Cámara de Diputados, donde sí la tienen, y de la de Senadores, donde les faltaba un solo tribuno para completarla:

El cabecita de algodón quiere meter con calzador su proyecto de país. Para eso, no le ha importado pisotear instituciones, despotricar contra los grandes empresarios, ningunear a las clases medias, pedorrear a los influyentes medios de comunicación gringos y españoles, desamparar a la población ante la delincuencia organizada y gastarse todo el presupuesto en proyectos faraónicos que aún no funcionan al 100%.

Además, para garantizarse el apoyo popular, creó la pensión universal y vitalicia, donde todos los viejones de más de 65 años gozan de un recurso de 6 mil pesos bimestrales.

Aquí quiero hacer un paréntesis. Para mí que la pensión no debe ser universal. Se dan casos de millonarios que van al banco a cobrar su cheque, mientras que los limosneritos inválidos piden limosna a la salida del mismo banco.

Para acabar pronto: ALMO quiere tener el poder absoluto. Si tomamos en cuenta que ya tiene el Poder Ejecutivo y el Legislativo, solo le faltaría el Poder Judicial, y para esto son necesarias las reformas, para que el nuevo Gobierno Federal, que para colmo, él también va a controlar, pueda hacer lo que le venga en gana.

A partir del 1 de octubre de este año, México estará en manos de un solo individuo, y este individuo, en teoría, no tendrá función alguna en el gobierno porque dijo que se jubilará y se irá a “La Chingada” para siempre. Pero siempre hay letras chiquitas en un contrato: Dejará a su hijo encargado del changarro que se llama MORENA.

Por otro lado, los miembros del Poder Judicial de la Federación siempre se han despachado con la cuchara grande. Sueldazos de 600 mil mensuales, coche a la puerta, sirvientes, pantagruélicos bonos, viáticos, aguinaldos abultados, nepotismo a más no poder, porque hay casos en que se heredan los puestos. Pero además, tienen las uñas tan largas que no se conforman con todo lo que perciben “legalmente”, sino que venden la justicia al mejor postor.

Son necesarios, efectivamente, cambios de fondo, pero de la manera correcta. Y yo diría que no solo se limitara en cuestión de sueldos y prestaciones, sino que vayan a la cárcel aquellos magistrados o funcionarios del PJF a los que se les compruebe que hicieron malos manejos.

Que ganen sueldos normales, del orden de los 120 o 130 mil pesos mensuales, que aún es una barbaridad, pero que se atiendan en las clínicas del ISSSTE, no en carísimas instituciones privadas y que anden en la calle con coches comunes y corrientes, no blindados.

Eso es lo que propuse antes y lo que sigo proponiendo.

A ver, Loret de Mula, mátame ese gallo.

Viene el refrán estilo Pegaso: “La totalidad es de acuerdo con el material cristalino con que se observa”. (Todo es según el cristal con que se mira).