Friday, November 1, 2024

Al Vuelo-Panadería

Por Pegaso

Acuso recibo de una carta que recibí en mi cuenta de WhatsApp. Es de un tal Polvorón y va dirigida a alguien llamada Concha. Me pareció muy cotorra para compartirla con mis dos o tres lectores.

Va.

Mi querida CONCHA:

Sé que andas muy CAMPECHANA, a pesar de que me pones los CUERNOS y hasta me clavas las BANDERILLAS, ahora que estoy tras las REJAS. Pero me importa un BIROTE que te den tus BESOS, te acaricien las TRENZAS, las OREJAS o el OMBLIGO.

Tu romance con ese BOLILLO es un CHURRO, ya que se cree muy BIZCOCHO porque anda de CORBATA y MOÑO. Pero es puro MIGAJÓN, puro OJO DE PANCHA. Lo que él quiere es hacerse ROSCA con tu TELERA y dejarte bien PASTEL para que te vaya del COCOL. Y como los dos son un par de HOJALDRAS, ahí les va esta PIEDRA.

Firma: El POLVORÓN.

Hasta ahí la simpatiquísima misiva.

Lo que sí es cierto, ya sea que se trate de una situación real o inventada, la panadería mexicana se nutre de la repostería española, francesa, alemana, italiana e inglesa, principalmente.

Gracias a esa influencia hoy podemos degustar toda una variedad de formas y presentaciones que hacen las delicias de chicos y grandes.

Por ejemplo, los ojos, las donas, las piedras, las empanaditas, las chilindrinas, las conchas de chocolate y vainilla, las banderillas, los tacos, las orejas, los semáforos, los pudines, los yoyos, los bisquets, las galletitas, las mestizas, las picadas, los marranitos, los polvorones, los besos, las chorreadas, las teleras, los bolillos, las peinetas, etcétera, etcétera, etcétera.

Disfrutar de una rica trenza de higo, sopeada en un humeante chocolate, mientras en el exterior hace un frío que cala hasta los huesos, no tiene precio.

No me considero un amante del pan, pero sí llego a disfrutarlo cuando se da la ocasión.

En esta temporada es muy común el pan de muerto, una pieza de forma redonda adornada con unos cilindros de masa moldeados en forma de hueso y espolvoreada con azúcar.

En Navidad, el rico sabor del panqué de frutos secos y el Día de Reyes, una crujiente rosca donde siempre te sale el monito, escojas la porción que escojas.

Así, pues, el autor de la cartita debió ser un fanático del pan, como se puede adivinar en su contenido.

No importa que esté tras las rejas y que su media naranja le ande haciendo de chivo los tamales. Lo importante es que, como muchas otras personas, disfrute de la rica variedad de apetecibles panecillos que podemos conseguir ¡oh, maravilla! desde la panadería de barrio hasta en el más prestigiado restaurante gourmet con Estrellas Michelín.

No abundo más, porque ya se me hizo agua la boca. El tema es apasionante. Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “A la hogaza, hogaza, y al zumo alcohólico, zumo alcohólico”. (Al pan, pan y al vino, vino).

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