Se hizo viral una foto (no el video) de un chofer que conduce por la carretera que va de Monterrey a Nuevo Laredo, donde de pronto se da cuenta que en el lado del copiloto está una fantasmagórica figura de mujer, lo que le provoca un gran susto.
Con solo ver la imagen, sé con absoluta certeza que se trata de un burdo montaje. Algún bromista que quiso jugar con la credulidad de la gente, explotando un mito urbano que desde hace mucho tiempo existe en ese tramo de la carretera sobre una mujer atropellada que pide raid para regresar a su casa.
Lo que pasa es que a la gente le encanta el misterio, se deja seducir por lo desconocido. Como que le da sabor a la vida.
¿Qué sería de la existencia del ser humano sin misterios? Si supiéramos la respuesta a todas las cosas, perderíamos interés en todo lo que nos rodea.
En el arte de la seducción, las mujeres y los hombres preferimos a una persona interesante, que sepa llevarnos por caminos poco explorados y nos provoque sorpresas a cada paso, en el buen sentido de la palabra.
Alguien gris, inane, sin chiste, pasará su vida solo. Es la ley de la vida. Siempre buscamos el misterio.
Por ese motivo nos encantan las películas de terror. Aunque sabemos que se trata de trucos de cámara, maquillaje y efectos visuales, mientras más realista sea la escena, más placer nos causa, pese a la impresión que nos pueda provocar.
Así, pues, películas como “El Proyecto de la Bruja de Blair” (The Blair Witch Project, por su título original en inglés. Estrenada en 1999. Director: Daniel Myrick. Protagonistas: Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael C. Williams), provocó reacciones irracionales entre los expectadores que la vieron por primera vez, porque la técnica de “found footage” o “falso documental” lo hacía ver como algo real.
En su momento, “Holocausto Caníbal” (Cannibal Holocaust, por su título en inglés. Estrenada en 1980. Director: Ruggero Deodato. Protagonistas: Robert Kerman, Francesca Ciardi, Perry Pirkanen y Luca Barbareschi) recibió ataques y descalificaciones de los espectadores, porque consideraban que se trataba de escenas reales, con caníbales y muertes verdaderas.
Más adelante se supo que lo único verdadero fue la muerte de algunos animales, razón por la cual el Director llegó a tener problemas legales.
Hoy vi otra historia de fantasmas contada como nota informativa en un medio de comunicación nacional.
Muchas veces nosotros, los periodistas, tenemos la culpa de difundir este tipo de supercherías pero, ¿qué le vamos a hacer? A la gente les encanta.
Una vez le pregunté a un productor local de películas de narcotráfico y violencia la razón por la cual solo hacen cine monotemático, es decir, solo de ese tema, y me respondió: “¡Por qué es lo que la gente quiere!”
Y sí. Las personas quieren ser engañadas, seducidas, manipuladas.
La historia que vi hoy se refiere a una supuesta “evidencia” de un fantasma que maneja un vehículo de la Comisión Federal de Electricidad.
¡Ahora resulta que, con la popularización de las videocámaras de vigilancia, empiezan a aparecer fantasmas en todas partes!
Un principio científico llamado “La Navaja de Ockam” refiere que si hay dos o más explicaciones a un fenómeno, lo más certero siempre es lo más sencillo.
Bajo ese principio, es más fácil pensar que algún bromista ha querido jugar con la credibilidad de la gente, con el interés de subir el material a las redes, hacerse viral y ganar miles o millones de visitas.
Estoy casi seguro de que en los próximos días habrán de surgir más videos y “evidencias” fantasmagóricas, porque esto es como una epidemia y se contagia. Posteriormente saldrá alguien explicando que era una broma, que usó la inteligencia artificial para hacer el video o las fotos y que todo era para obtener más “likes”.
Yo lamento ser siempre el aguafiestas, pero a mí no me la pegan, porque yo sí fui a la escuela y entiendo que el mundo funciona en base a leyes y principios físicos, y lo más probable es que no existan los seres mágicos, espirituales o sobrenaturales como los fantasmas, las hadas, los gnomos, los hombres lobo, el chupacabras, Pie Grande, las brujas o vampiros.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Para mi persona, las ecuaciones nítidas y la suspensión de polvo de cacao denso”. (A mí, las cuentas claras y el chocolate espeso).