Ahora que el PRI realizó su 24 Asamblea Nacional Ordinaria, recordaba yo que hace algunos años pergeñé una columna donde analizaba la mejor forma en que el Revolucionario Institucional podría corregir sus pifias y recuperar la confianza de la población.
Sin embargo, no me escucharon, y ahí están las consecuencias.
A continuación reproduzco parte del contenido de la columna que se publicó el 15 de agosto de 2017, en ocasión de la 22 Asamblea Nacional priísta, a tan solo un año del triunfo de la 4T de López Obrador:
Andaba yo volando allá, cerca de la estratósfera, meditando sobre la gran oportunidad que perdieron los priístas para renovarse, para empezar de cero, para remontar la falta de credibilidad que se han ganado a pulso.
El PRI pasó de ser el partido hegemónico de México en el 2000, cuando ganó la Presidencia de la República el botarate panista Vicente Fox y luego con el enano físico y mental de Felipe Calderón. La nueva Docena Trágica, dirían algunos.
Y aunque Peña Nieto no canta mal las rancheras, la verdad es que se ha convertido en el principal enemigo de su partido.
Por ese mismo motivo yo llegué a pensar muchas veces-¡iluso de mí!-que los militantes del Revolucionario Institucional no permitirían que siguiera adelante. No con las mismas mañas, hábitos y costumbres.
Decía yo en una colaboración anterior que el PRI necesitaba renovarse o morir. Hasta propuse que cambiara de nombre, logotipo, colores y gente, a ver si así la raza podría confiar un poquito más en ellos.
Recordemos que el PRI ya ha pasado por eso al menos en dos ocasiones y una tercera no parecía tan descabellada.
Hasta propuse algunos nombres que quedarían ad hoc para que los altos jerarcas o las mismas bases escogieran de entre ellos. Aquí los recordamos:
-Partido Ecléctico, Democrático, Obrero, Racionalista, Revolucionario y Ortodoxo (PEDORRO).
-Partido Vamos por Más (PVM).
-Partido Salinista Democrático (PSD).
-Partido Institucional del Nuevo Cambio Heroico y Épico (PINCHE).
-Partido Único de Penitentes (PUP).
Si no les gustaron esas propuestas, no sé qué otras podrían funcionar para que la gente vuelva a votar por ellos.
Bueno. Hasta ahí el fragmento de la columna mencionada.
Como resultado de la 24 Asamblea Nacional, Alejandro “Alito” Moreno se reeligió por 8 años más al frente del PRI y ahora se retoma la filiación política de centro izquierda, más cerca de MORENA que nunca, aunque el dirigente nacional aseguró que ahora son un partido “socialdemócrata”, etiqueta que desde su nacimiento ha tenido otro partido: Movimiento Ciudadano.
Con esta galimatías ya no se sabe quién es realmente qué, y el PRI la ha vuelto hacer, cavando para siempre su propia tumba.
Viene el refrán estilo Pegaso: “¡Nuevamente la acémila al Triticum aestivum!” (¡Otra vez la mula al trigo!)