DONALD TRUMP no abandona el discurso de campaña, un discurso beligerante y triunfador como sin duda lo es la esencia misma de su ser. Después de obtener el triunfo un tanto arrollador frente a la candidata del partido demócrata, KAMALA HARRIS, sigue con su discurso manipulador, imponiendo aranceles, castigos, chantajes y un don de superioridad como país, que no la tiene frente a los países socios; se lleva también a los países con que tiene EU serias dificultades de entendimiento comercial y de influencia global.
Con lo que se va a encontrar DONALD TRUMP, más allá de sus deseos de gobernabilidad, un país con muy alta tasa de inflación, situación que irrita a los estadounidenses, una tasa de desempleo alta, una deuda –país que cada año va creciendo, y un presupuesto comprometido que será difícil conseguir el apoyo de los congresistas del partido demócrata para obtener recursos para el combate a los migrantes ilegales, para el muro con el que sueña y la aprobación para el aumento de techo presupuestal para sus antojos.
Más allá de los chantajes e imposición de gravámenes a las importaciones de los países vecinos, México y Canadá, está la solución de los compromisos y problemas internos, la agenda del presidente de EU no está alineada con la del Congreso, al menos que se acuerde (negocie) con el partido demócrata, que aún no se siente la fuerza de sus argumentos.
Si el presidente electo de EU está pensando que ganó todo, se va a llevar una sorpresa.
DONALD TRUMP ya se alista para iniciar su segundo mandato el próximo 20 de enero y al mismo tiempo, planea imponer a diversos países diversos aranceles, incluidos el 25 por ciento a México y Canadá.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), dichos aranceles no harían más rico a Estados Unidos, como el presidente electo prometió, sino impulsarían la inflación y reducirían la economía.
La economía de EU, como todas las del mundo necesita crecer si desea volver a ser la economía más poderosa.
Incluso, la CBO advierte que el plan arancelario de Trump equivale a un aumento de impuestos de $3,000 millones de dólares y los hogares estadounidenses verían aumentar sus costos en un promedio de $1,560 dólares.
“ Es la economía estúpido “ célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 le impulsó desde su modesto sillón de gobernador de Arkansas hasta el Despacho Oval de la Casa Blanca, contra su contrincante republicano, George Bush, padre.
Estos aranceles aumentarían los precios de los bienes de uso diario y reducirían la economía, siendo un golpe directo a la economía de todos los estadounidenses.
Esta política si se lleva a cabo, es contrario a lo que prometió durante su campaña un ambicioso proyecto económico para bajar la inflación e impulsar la economía del país.
La propuesta del republicano incluye ( si se dejan ) aumentos de entre un 10% y un 20% sobre los bienes que ingresen al país, con medidas aún más severas para los provenientes de China, que podrían ver aranceles de hasta el 60%. En algunos casos específicos, las tarifas podrían alcanzar el 200%.
La CBO examinó los efectos de un arancel general del 10 por ciento sobre todas las importaciones y un arancel del 60 por ciento sobre todos los bienes importados de China. El informe concluyó que la combinación de esas dos políticas aumentaría la inflación en un punto porcentual para 2026, lo que, según los cálculos del Comité de Presupuesto del Senado, costaría a las familias estadounidenses un promedio de $1,560 dólares al año.
El plan de TRUMP se traduce, según el análisis, en un aumento efectivo de los impuestos a las importaciones, incluidos los bienes de consumo y los insumos de las pequeñas empresas y la inflación probablemente sería mucho mayor para bienes como los productos electrónicos, que se fabrican principalmente en el extranjero.
La CBO también concluyó que los aranceles de Trump reducirían la economía en $165,000 millones de dólares para el final del período presupuestario de 10 años, en comparación con un escenario sin esa política arancelaria.
“Mientras Trump prepara otra ronda de recortes de impuestos para los multimillonarios y las grandes corporaciones, quiere dejarles la factura a las familias estadounidenses”, dijo el presidente del Comité de Presupuesto del Senado, Sheldon Whitehouse, por el partido demócrata.
“Las afirmaciones de Trump sobre los aranceles son completamente falsas, y su plan al revés de Robin Hood aumentaría los costos de productos esenciales como alimentos y ropa, al tiempo que reduciría la economía, todo para recompensar a sus megadonantes ricos”.
Cabe recordar que Donald Trump también ha impulsado un plan contra la migración irregular en el país y aseguró que desde el primer día de su administración ordenará deportaciones masivas de todos aquellos que no tengan documentos para vivir y trabajar legalmente en EE.UU.
Sin tener dinero en el presupuesto no será posible, al menos no como él quisiera, desde el primer día. Tomemos en cuenta que al año fiscal empezó desde el mes de octubre, y por lo que veo, no hay margen de maniobra.
Sencillamente suena imposible. Quedará mal.
Esta decisión será confrontada que el partido demócrata que piensan que también influiría directamente en la economía, debido a que existe en el país una fuerza laboral importante que es indocumentada y trabaja en economías informales, con bajos salarios.
El presidente electo Donald Trump rechazó abruptamente el miércoles un plan bipartidista para evitar un cierre del gobierno en Navidad, y en su lugar le dijo al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y a los republicanos que esencialmente renegocien, días antes de la fecha límite cuando se agoten los fondos federales.
Seguramente en esa negociación llevaran agua al molino de los demócratas.
La repentina entrada de Trump en el debate y sus nuevas exigencias han hecho que el Congreso se tambalee mientras los legisladores intentan terminar su trabajo y volver a casa para las vacaciones.
La fecha límite es hoy. El presidente electo pone a los congresistas republicanos en una situación combinaba la continuación de los fondos gubernamentales con una disposición mucho más controvertida para aumentar el límite de la deuda nacional, algo que su propio partido rechaza sistemáticamente.
Los congresistas republicanos tienen que perder, si no negocian con el partido demócrata que se duele de la falta de humildad para pedir una ampliación al techo de la deuda antes de hoy, fecha límite antes cierre parcial del gobierno.
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