Por Pegaso
No sé por qué se sorprenden.
Lo de Teuchitlán es solo una manchita más en la piel del tigre.
Durante las últimas dos décadas han ocurrido barbaridades sin fin que hacen ver los campos de concentración de la Alemania nazi como una guardería de niños.
En México, donde quiera que le rasques un poquito a la tierra, brota un cadáver.
No. No es exageración. De 24 recorridos que las madres buscadoras del Colectivo Amor por los Desaparecidos han realizado en lo que va del año, han tenido 20 resultados positivos, entre cuerpos, pedazos de huesos y enseres personales.
No puedo yo imaginarme el dolor que una madre siente cuando su hijo o hija desaparece, aún si saben y conocen que andan en malos pasos, como doña Ceci Flores, madre buscadora de Sonora.
A continuación recojo aquí el clamor de una sufrida progenitora, durante el evento realizado el sábado pasado en la plaza principal de Reynosa por el colectivo Amor por los Desaparecidos:
YO SÍ BUSCO UN CULPABLE
“Soy la mamá de Neyda Yarely, desaparecida aquí, en Reynosa, en la colonia Almaguer el 22 de junio. En una semana mi hija va a cumplir ocho meses y creo que estoy en la misma situación de todos: Sin ninguna respuesta. Nada positivo. Todo igual. Estoy como el primer día. Solamente me apoyo de los colectivos, de las redes, pero hasta ahorita noticias, no tengo. Igual, pido el apoyo de cada uno de ustedes, que vean la ficha de mi hija Neyda Yarely. Por favor, me le pongan un puntito para que mi hija no desaparezca y no sea un carpetazo más, un número más. Que alcemos la voz y que nuestras hijas, nuestros hijos, nuestros padres tengan justicia. Yo sí busco un culpable. Yo sí busco un culpable porque necesito justicia para mi hija. Yo sí. Yo sí alzo la voz para que haya un culpable. Porque para que mi hija haya desaparecido es que existe un culpable. Y yo a ese culpable quiero verle la cara y decir por qué le hizo eso a mi hija”.
Independientemente de si nuestros hijos se tatúan como delincuentes, si actúan como delincuentes, si se comportan como delincuentes, si están involucrados de alguna u otra forma con grupos delictivos, siempre a los padres nos va a doler su desaparición y más, cuando sabemos que pudo haber pasado por un infierno antes de su muerte.
Las jovencitas hermosas que suben fotos sugestivas a las redes sociales son un manjar apetecible para los criminales. Abundan las fichas de chicas que parecen modelos y las redes sociales de los colectivos no me dejarán mentir.
¿Por qué la oveja se acerca al lobo? Porque en ocasiones el lobo se disfraza de oveja para tomarla de sorpresa y darse un festín.
Por eso estamos como estamos. Porque la gente joven no dimensiona los riesgos de escuchar música que hace apología del delito, de mostrar públicamente sus preferencias por un estilo de vida que los seduce. Son como mariposas que se dirigen hacia el fuego, deslumbradas por el dorado resplandor.
Será, como dice mi amigo Miguel Ángel Hernández Zedillo -especialista en Programación Neurolingüística- que necesitamos un cocowash de rebaño para detestar y aborrecer todo lo que huela al nauseabundo submundo del narco.
Si usted es madre de un delincuente y lo sabe, actúe desde ahora para que no derrame lágrimas mañana.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Si su método de locomoción es similar a una ave palmípeda, si se desplaza sobre el agua como una ave palmípeda y si emite sonidos idénticos a una ave palmípeda, ¡indudablemente se trata de una ave palmípeda!”.(Si camina como pato, nada como pato y grazna como pato, ¡pues es un pato!).