Por Pegaso
La charlatanería inunda las redes sociales y contaminan la vida real.
Mentir, tergiversar, decir verdades a medias, malinterpretar… parecen ser monedas corrientes de la posverdad.
La Posverdad, lo he explicado, es la distorsión deliberada de una realidad en la que se manejan emociones y creencias personales para sustituir hechos objetivos.
Dicho lo anterior, solo basta mencionar como ejemplos el tema de la autopercepción donde, aunque seas un sujeto barbón, feo, panzón y peludo, puedes percibirte como una frágil doncella, y los demás no tendrán más remedio que reconocerte así, de lo contrario, podrás demandarlos ante la ley por violar tus derechos humanos.
La Posverdad tiene mil caras. Lo he documentado aquí. Nomás sale una película que se convierte en éxito, la gente empieza a trasladarla a la vida real, como ocurre en Matrix, donde ahora todo mundo cree ver “errores” en la matrix, incluso, grabándolos en video.
Con La Guerra de los Mundos, viene un efecto de sonido que utilizan los que no tienen otra cosa mejor que hacer para crear “trompetas del juicio final”.
Y si de zombies se trata, tenemos a miles de personas víctimas del fentanilo, con un comportamiento similar a los muertos vivientes de las pelis.
Tras el éxito de películas como Titanes del Pacífico o King Kong contra Godzilla, ahora todos creen ver enormes manchas en el océano, viendo “leviatanes” por todas partes.
¿Qué más? ¿Qué más? ¡Ahhh, sí! Ante la cercanía de cualquier meteorito, de inmediato piensan en escenas de Armaggedon o Impacto Profundo.
Tenemos también, en carne y hueso, y un pedazo de pescuezo, a nuestro propio Tony Stark de la vida real, llamado Elon Musk.
La charlatanería es lo de hoy, aunque Jaime Maussán tiene como chorromil años diciendo que los extraterrestres ya están entre nosotros. Hay incluso quienes están diciendo que ahora sí, el contacto con otras inteligencias es inminente y puede ocurrir en cualquier momento.
Recientemente, con la muerte del Papa Pancho, inmediatamente salieron por ahí algunos engañabobos, como Mhony Vidente diciendo que habían profetizado la muerte del pontífice, cuando era algo que ya se esperaba.
Es un efecto muy curioso: Si tú dices que algo va a pasar y no ocurre, no hay problema. En un corto tiempo todo se olvida. Pero si por casualidad aciertas, todo mundo lo va a mencionar, muchos te van a admirar y quedas con un gran prestigio a tu favor, que te va a dar abundante dinero.
Otra cosa que he visto es la charlatanería en los pronósticos del tiempo. Anuncios catastrofistas, con escenarios casi apocalípticos que juegan con el miedo de las personas, todo, para lograr más likes y visitas a ese tipo de sitios de Internet.
Aquí lo que tenemos es la credulidad de la gente, a la que le gusta ser engañada; y si no hay completa coincidencia, le buscan el lado para que cuadre, con tal de seguir pensando que la magia existe.
La charlatanería puede que muchas veces sea inofensiva, pero en ocasiones trae consecuencias graves o catastróficas.
Basta saber que muchos adolescentes que aceptan participar en retos virales han perdido la vida y otros han quedado idiotas.
¿Qué hacer ante todo esto? Nada. Resignarnos. Son megatendencias que, por desgracia, nos llevan hacia un retroceso como especie.
Ya lo decía Einstein, y si no, lo digo yo: El uso de la tecnología va a crear generaciones cada vez más estúpidas.
Y viene el refrán estilo Pegaso: “De lo contrario, a la danza nos dirigimos”. (Si no, al baile vamos).