Tuesday, April 29, 2025

Al Vuelo-Papisa

Por Pegaso
La palabra papisa no tiene nada que ver con “La Chapiza”, sino con el título que se daría a una mujer que fuera nombrada Papa de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Sabemos que la gran, gran mayoría de líderes católicos han sido hombres, pero hay por lo menos una mujer que ha quedado registrada en los anales de El Vaticano: La Papisa Juana.
Las historias dicen que fue una mujer muy inteligente que logró hacerse pasar por hombre, infiltrarse en las élites de la curia romana y subir peldaños, hasta alcanzar la máxima jerarquía, que es precisamente la de Papa, aunque por ser mujer, se le denominó Papisa.
Estuvo dos años dirigiendo los destinos de la iglesia, hasta que fue descubierta por alguien que la vio haciendo pipí sentada.
Bueno, no precisamente ocurrió así, pero el episodio de la primera y única mujer que tenido esa institución está registrado y se puede consultar en cualquier libro o documental que relate la historia de dicha institución.
Francisco I fue, de hecho, un Papa progresista, algo tirado a la izquierda, por eso impulsaba algunas reformas, como la posibilidad de bendecir los matrimonios igualitarios o eliminar el celibato sacerdotal.
Es por eso que una de las ideas que son tomadas en cuenta por el Colegio Cardenalicio cuando de elegir al nuevo mandamás eclesiástico se refiere, es si es conservador o progresista.
Dado que la Iglesia Católica está perdiendo feligreses a pasos agigantados precisamente por mantener sus ideas seculares y no ajustarse a los nuevos tiempos, yo propondría que se abriera de una vez por todas, y no solo diera la oportunidad a personas de raza negra o mujeres, sino también ¿por qué no?, a homosexuales, lesbianas y a todo el catálogo LGBTTIXYZ.
La Iglesia Católica ha sido duramente criticada por tolerar la pederastia entre sus miembros. Muchas veces eso se justifica debido al celibato de los sacerdotes y a las humanas necesidades que tiene el débil cuerpo. Y los que están más al alcance, pues son los monaguillos.
En cierta ocasión llegó el Papa hasta una congregación religiosa.
Todos los monjes, abades y presbíteros se formaron en fila, así que cuando llega el pontífice, todos proceden a guardar respetuoso silencio.
-Hermano Casiano-se escucha la voz del mitrado. Deme un beso en la mano.
Se acerca el tal Casiano y le planta un sonoro ósculo en la diestra del santo varón.
-Hermano Vicente-añade. Deme un beso en la frente.
Se acerca el hermano Vicente y le da el beso en la frente.
-Hermano Agapito… ¿A dónde se fue el hermano Agapito?
En su más reciente visita a México, el Papa quería conducir la limousina que lo trasladaba hasta la sede del Episcopado.
El chofer le decía que era muy peligroso, pero el Vicario de la Iglesia insistió tanto, que no tuvo más remedio que cederle el volante.
Iba a más de 150 kilómetros por hora sobre Insurgentes, llegó a Reforma y tomó hacia Indios Verdes.
En eso estaba, cuando los ve un cumplido agente de tránsito y va tras ellos en su motocicleta a toda velocidad, igual que Pedro Infante en la aclamada cinta “¡A toda máquina!” (¡A toda máquina!, por su título original. Estrenada en 1951. Director: Ismael Rodríguez. Protagonistas: Pedro Infante, Luis Aguilar, Aurora Segura, Alma Delia Fuentes y Carlos Valadez).
Al alcanzarlos, les ordena que se estacionen y bajen la ventanilla.
Sorprendido al ver quién iba manejando, se comunica con su central:
-Mi comandante, acabo de detener a alguien muy importante.
-¿A quien?-responde el superior. ¿Al Jefe de Gobierno?
-No, mi comandante. A alguien más importante.
-¿A la Presidenta Claudia Shikitibum, de casualidad?
-No-le replica el genízaro. Alguien todavía más importante.
-¡Ya sé! ¡A Donald Trump!-exclama triunfalmente el superior.
-Tampoco.
-¡Achis! Pues entonces, ha de ser Dios-dice, rascándose la cabeza, y le contesta el agente vial: “Pues yo creo que sí, mi comandante ¡porque trae al Papa de chofer!
Lo cierto es que, por lo menos en los siguientes siglos, no creo que la Iglesia Católica se abra tanto. Vendrán nuevos papas y nuevos cónclaves y todo continuará igual, o casi igual. No por nada se le considera una institución secular, sometida a rigurosas tradiciones y rituales establecidos hace centenares de años.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Partículas diminutas eres y en partículas diminutas te transmutarás”. (Polvo eres y en polvo te convertirás).
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