Por Pegaso
Gurzil, Ifri y Sinifere, en África del Norte.
Anhur,Bast, Menhit, Pakhet, en Egipto.
Apedemak, en África Subsahariana.
Kokou, Ogún y Oyá, en África Occidental y el Congo.
Maher, en Etiopía.
Boryet, en Kenia.
Neit, en Irlanda.
Idis y Sandrauduga, en Alemania.
Odín y Las Valquirias, en los países nórdicos.
Ares, Atenea, Deimos, Eris y Enyalius, en Grecia.
Marte, Minerva y Nerio, en Roma.
Kyzaghan, en Turquía.
Chiyou, en China.
Hachiman Daimyojin, en Japón.
Astarté, Resef y Tanit, en Líbano (antes Canaán)
Yahweh, en Israel (antes Canaán).
Nergal, en Irán (antes Persia).
Opirikus, Winalagalis y Qamaits, en Estados Unidos (antes Grandes Llanuras del Norte).
Huitzilopochtli, Mixcóatl y Xipe-Totec, en México (antes Tenochtitlan).
Todos esos dioses de la guerra han despertado. Y están encabronados.
La Tercera Guerra Mundial ya inició y solo falta oficializarla con declaraciones verbales o por escrito.
El primer paso lo dio Corea del Norte y su loco dictador Ping Pong, al hacer la declaración de guerra a Ucrania.
A la fecha hay tres focos importantes de tensión, donde las bombas convencionales de gran potencia están cayendo como si fueran colaciones de piñata de barrio: La guerra rusa-ucraniana, la guerra palestino-israelí y la guerra india-pakistaní.
Estos últimos se han apaciguado un poco, pero ya se aventaron un tirito y están calientes.
En Europa, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en la que están Estados Unidos y otros países como Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y otra treintena de naciones, se prepara para una intervención militar en contra de Rusia.
Y en Israel, ya le están partiendo la mandarina en gajos al cara de papa mal cocida de Penjamín Matanyu, primer ministro de ese país, quien no ve lo duro, sino lo tupido.
Pero esto no es broma. Los conflictos regionales han escalado y están por llegar al punto del no retorno. Cuando rebasen la línea imaginaria, entonces sí, nos cargará el payaso a todos porque no habrá un rincón del mundo que no sufra las consecuencias de una tercera gran guerra global: Los mercados caerán, habrá escasez de todo, los combustibles se irán por las nubes, habrá desempleo, hambruna y una gran tribulación. Sí. Tal como lo dice el Apocalipsis de la Biblia.
Pero no me crean a mí cuando les digo que todo esto ha sido metódicamente preparado por las potencias y las grandes empresas que mueven el 90% de la riqueza del mundo. Lean. Consulten.
HAY PODERES INTERESADOS EN HACER CUMPLIR LAS PROFECÍAS BÍBLICAS.
Recién leí algo que me pareció una mafufada: Que el Presidente gringo, El Trompas, buscará que todos los que viven en territorio norteamericano se tatúen un número de 3 dígitos en la frente sin el cual, no podrán hacer ninguna compra. ¿No recuerda eso al 666, conocido también como la marca de la bestia?
Los dioses de la guerra andan sueltos. Récele a quien usted quiera, guste o mande para que le bajen dos rayitas.
El refrán estilo Pegaso dice así: “Provéame de valor, San Cuilmas, el comerciante de esterillas!” ¡Válgame San Cuilmas, El Petatero!