Uno de los errores más comunes que cometen las compañías extranjeras es subestimar la importancia del representante legal y el domicilio fiscal.
Las empresas chinas que llegan a México, atraídas por las oportunidades del nearshoring, podrían enfrentar problemas fiscales si no atienden con rigor las complejidades legales y contables del país.
De acuerdo con especialistas de Grant Thornton México, errores aparentemente menores —como omitir un contrato en español o fallar en actualizar el domicilio fiscal— pueden derivar en sanciones graves, la pérdida del registro de importador o incluso consecuencias penales para el representante legal.
Aranceles, incertidumbre y nearshoring
De no contar con esta clave activa o de registrar un domicilio fiscal inadecuado, “se puede perder el padrón de importadores y eso genera grandes problemas para la operación. No es algo que se solucione en semanas; puede tomar meses”, detalló Valencia. Las autoridades mexicanas han endurecido la verificación del domicilio, exigiendo comprobantes de servicios a nombre de la empresa y pruebas de que hay personal laborando en el sitio declarado.
“Es fundamental una vigilancia constante de las operaciones para asegurar el cumplimiento. Si se pierde una declaración o se presenta incorrectamente, se puede suspender el padrón de importadores, y con eso se pone en riesgo toda la operación en México”, concluyó Valencia.
Otro riesgo latente es el incumplimiento en la contabilidad electrónica, que en México es obligatoria y debe generarse bajo especificaciones técnicas específicas.
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A ello se suma el reto lingüístico, que si bien puede parecer menor, puede retrasar gravemente la atención a requerimientos y costar caro si no se tiene previsto.
“Durante la auditoría, la información debe estar en español. Si no lo está, se deben hacer traducciones certificadas que son costosas y tardadas”, explicó.
Esteban Urióstegui, socio de Práctica de auditoría, destacó la importancia de decidir desde el inicio si se adoptarán las normas mexicanas de contabilidad (Mex GAAP) o las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS). Esta última opción, compatible con los estándares de Hong Kong, puede facilitar el reporte corporativo y evitar conciliaciones innecesarias.
“Es una gran oportunidad para decidir: si la matriz ya usa IFRS, adoptarlas en México ayuda a evitar conciliaciones y explicaciones entre dos marcos contables diferentes”, explicó Urióstegui.
También subrayó que, aunque la auditoría de estados financieros no es obligatoria en México, es una buena práctica para obtener financiamiento o participar en licitaciones.