*Dónde antes había soluciones, hoy solo hay maleza; la Cuarta Transformación deja al campo sin vida.
Por Julio Manuel Loya Guzmán.
Reynosa, Tamaulipas.- A más de seis años de la desaparición de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), las antiguas oficinas de esta dependencia federal en Reynosa lucen hoy como un símbolo del abandono al campo en el norte de Tamaulipas.
Fue en 2018 cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador eliminó la SAGARPA, y a sus 33 delegaciones de la SARH, para dar paso a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), bajo el argumento de una reestructuración administrativa que prometía mayor eficiencia mediante cinco regiones productivas.
Sin embargo, en la práctica, esa estrategia ha resultado inoperante y ajena a las verdaderas necesidades del sector rural, de acuerdo con productores agrícolas del norte de Tamaulipas.
Las oficinas de la SARH, ubicadas sobre la carretera Reynosa-Río Bravo, se encuentran actualmente en total deterioro. Maleza crecida, puertas cerradas con candado, unidades oficiales abandonadas —una de ellas incluso con un árbol creciendo a través de la carrocería.
Y todo lo anterior, junto a los aparatos de aire acondicionado oxidados y obsoletos, conforman el paisaje desolador del inmueble que alguna vez sirvió como centro de diálogo y solución entre autoridades y campesinos.
En este edificio se realizaban reuniones entre líderes agrícolas y funcionarios federales, estatales y municipales. Desde ahí se evitaban protestas, se establecían precios de garantía y se daban soluciones a los problemas del campo tamaulipeco.
Incluso, cuando las condiciones lo impedían, se realizaban videoconferencias entre autoridades desde la Ciudad de México con productores del norte de Tamaulipas, que hoy siguen luchando por apoyos federales para evitar el colapso del sector alimentario del país.
Hoy, la ausencia de cualquier representación institucional revela lo que agricultores califican como el desinterés del Gobierno Federal por impulsar el desarrollo rural en la frontera tamaulipeca, y en otras regiones de la República Mexicana.
Paradójicamente, este abandono se hace más visible justo después de que productores del norte del estado protagonizaran un bloqueo carretero, y el cierre del puente internacional Reynosa-Pharr, para exigir precios justos para el sorgo y el maíz.
El edificio que una vez fue punto de encuentro y de acuerdos, ahora sólo muestra los rezagos de una política pública que, en palabras de los propios agricultores, “le ha dado la espalda al campo mexicano”.