Por Pegaso
A los Seres Humanos nos gusta lo tenebroso, lo sangriento, lo gore, lo espeluznante, lo satánico, lo diabólico y lo retorcido.
Si no, vean la asistencia que tuvo el megaconcierto del cantante norteamericano Marilyn Manson, conocido por su aspecto lúgubre y su adoración al chamuco.
Su nombre artístico viene de Marilyn Monroe y de un famoso asesino en masa llamado Charles Manson. Este fue fundador de un culto que tenía su base en el desierto de California, a finales de los años 60s. Fue declarado culpable del asesinato de siete personas, entre ellas, la actriz Sharon Tate.
Según el Gobierno de San Luis, donde se llevó a cabo el concierto, estuvieron más de 205 mil personas, lo que da una idea del grado de fascinación que despiertan en la gente común y corriente, en el pueblo bueno y sabio, ese tipo de espectáculos.
Cabe mencionar que tanto la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), como las asociaciones religiosas potosinas, se opusieron a la presentación de ese cantante, cuyos temas más emblemáticos son: “Disposable Teens” (Jóvenes Desechables, en español) y “This is the New Shit” (Esta es la Nueva Mierda). Adorable, el tipo.
Nos encanta la narcocultura. Nos gusta ver páginas donde aparecen personas mutiladas, descabezadas. Queremos saber las hazañas de los capos del crimen organizado, pero aún así, nos asustamos, gritamos y pataleamos cuando nos toca a nosotros ser las víctimas.
Cantamos, bailamos, perreamos y chupamos, influenciados por la espantosa música sinaloense, los corridos tumbados y belicones.
Nos fascina la voz chillona y desentonada de “artistas” como Natanael Cano, Peso Pluma (¿Qué pasó con él? Ya casi no se le menciona) y otros muchos que han surgido como hongos, financiados y apoyados por los grupos criminales.
En Reynosa y prácticamente en todo México, es común que el periodismo de nota roja sea mucho más leído que, por ejemplo, las noticias de política, sociales o culturales. Nos interesa saber qué le pasó a quién, cómo murió. Hacemos famosos a los delincuentes y les rendimos culto.
Nos atrae más “el lado obscuro”, si hablamos en términos de la película La Guerra de las Galaxias (Star Wars, por su nombre original en inglés. La primera se estrenó en 1977. Director: George Lucas. Protagonistas: Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Peter Cushing, Alec Guinnes y Anthony Daniels).
Por todo lo anterior, no es un misterio que la sociedad mexicana esté como esté, contaminada de la narcocultura, donde se ve muy difícil, por no decir imposible, que podamos salir de esa trampa en un corto o mediano plazo.
Mientras Estados Unidos le ha declarado la guerra a los cárteles mexicanos y vienen por ellos, en México ya se canta el Himno Nacional con un patriotismo sin sentido.
El México podrido de hoy no se formó de la noche a la mañana. La narcocultura fue entrando poco a poco, sin sentirlo. Primero, con aquellas cancioncillas regionales que cantaban bandas como Los Tigres del Norte: La Banda del Carro Rojo y Camelia la Texana, para después pasar a temas más pesados, como El Viejo Paulino y Pacas de a Kilo, hasta llegar a lo que actualmente escuchamos: Una abierta alabanza a los delincuentes y al delito.
El concierto de Marilyn Manson fue otra forma de rendir pleitesía a los antivalores. No creo que los que asistieron al evento vayan a salir convertidos en asesinos seriales, sin embargo, es una forma de normalizar un tipo de conducta poco recomendable. La Banalidad del Mal, como le llaman los especialistas.
Concluyo mi tesis de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Hacia la danza popular nos dirigimos”. (Pa’l baile vamos).