Monday, October 13, 2025

AL VUELO-Creadores

Por Pegaso
Aunque muchos lo nieguen, el Ser Humano sigue y sigue creando dioses.
Aquellas religiones o cultos que han dejado de practicarse, como el de los antiguos dioses griegos y romanos, simplemente desaparecen, y con ello, mueren sus deidades o son sustituidas por otras.
A pesar de los avances de nuestra civilización, todavía la gran mayoría de las personas creen en uno o más dioses. En el mundo occidental, prevalece el Catolicismo y sus derivaciones, en el medio oriente, el Islam, y en el lejano oriente, el Budismo y el Confucionismo.
Los dos últimos no adoran precisamente a dioses, sino que están inspirados en personajes que tuvieron una vida extraordinaria y son guía y ejemplo para millones de individuos todavía hasta la fecha.
Lo mismo que pasó en Europa ocurrió en América, donde las religiones prácticamente desaparecieron. Hay que recordar que en México existía una rica mitología con dioses como Quetzalcóatl, Huitzilopochtli, Tezcatlipoca, Tláloc y Tonatiuh, igual que en África, donde cada tribu tenía su propio panteón.
Entonces, las dos grandes ramas, los dos grandes dioses que aún son venerados en el mundo corresponden al Catolicismo-Cristianismo, Jehová y al Islam, Alá. Y ahí permanecerán en tanto la gente siga creyendo en ellos.
Más, sin embargo, la Humanidad continúa creando dioses. Seres imaginarios con poderes más allá de lo creíble. El culto que se les rinde es ir a ver sus películas, leer sus revistas y convertirse en sus fans. Esa es la nueva religión que domina al mundo. No importa que seas cristiano, mahometano o Testigo de Jehová. Si te gustan los superhéroes, formas parte de ese nuevo credo.
Como en La Biblia, El Corán o El Talmud, las historias alrededor de los superhéroes tienen su origen en la mente de alguna persona. Con el tiempo, ese pensamiento va ganando adeptos hasta que la cantidad de practicantes es tanta, que se convierte en un fenómeno de masas y así, nace una nueva religión.
Por ejemplo, en la cosmogonía que envuelve al personaje de Supermán (el moderno Cristo), éste fue enviado a La Tierra por sus padres, ya que su planeta Kriptón estaba a punto de estallar. Llega en una nave a nuestro planeta y es rescatado por unos granjeros (como en la historia bíblica de Moisés). Gracias a la luz amarilla del sol, adquiere enormes poderes y con el paso del tiempo se convierte en un campeón de la justicia.
Aunque Supermán no fue el primer superhéroe de la historia moderna, sí fue el parteaguas para que surgieran miles de seres con poderes o habilidades extraordinarias, como El Hombre Araña, Hulk, Iron Man, cada quien con su mitología.
También se rescatan dioses antiguos, como Thor, el dios nórdico del trueno o Aquaman, inspirado en el Neptuno griego.
Hay un dios que ha pasado inadvertido desde que fue creado, en la década de los años 30 del siglo pasado. Se llamaba Crom. Era el dios de Conan el Bárbaro.
Era la deidad perfecta: No tenías que rezarle, no tenías que rendirle culto, no tenía iglesias ni libro sagrado, no te ayudaba cuando lo necesitabas y no te castigaba cuando te portabas mal. Es más, no tenía mandamiento alguno, no hacía nada pero estaba ahí, viendo cómo te rascabas con tus propias uñas. Su creador fue Robert E. Howard.
Entonces, el Ser Humano seguirá creando dioses, pero ahora no como una necesidad innata en busca de la salvación de su alma, sino como algo aspiracional. No como algo que lo proteja, sino algo en lo cual desea convertirse.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “¡Quiera Alá que tengas buena ventura!”. (¡Ojalá que te vaya bonito!)
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