Familias de personas desaparecidas ignoran que hay más de 11 mil probables positivos entre material genético y cuerpos no identificados.
Toma de muestra de ADN a familiares de desaparecidos. (Germán Canseco / Procesofoto)
La irregular entrega de los perfiles genéticos de miles de personas desaparecidas al laboratorio privado ADN México comenzó desde 2016: la entonces Procuraduría General de la República (PGR) encabezada por Arely Gómez alimentó la plataforma de esa empresa y, más tarde, le entregó miles y miles de datos en dispositivos USB.
Luego hicieron lo mismo la Comisión Nacional de Seguridad, la Policía Federal y las fiscalías de varios estados.
No sólo eso: sin consentimiento de autoridades y familiares, la base de datos con más de 49 mil registros fue presuntamente trasladada a España. Más de un año después, el subsecretario Alejandro Encinas confió a familiares de personas desaparecidas que existía una investigación por el robo de la base de datos genéticos.
Por Lucía Flores y Germán Canseco
Sin agitarse, con camiseta blanca y la modulación de voz que lo caracteriza, Alejandro Encinas Rodríguez habló en confianza ante representantes de organizaciones sociales y familias de personas desaparecidas con quienes se reunía ese 6 de septiembre de 2019.
Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, había acudido a un encuentro de la Red de Enlaces Nacionales, integrada por familiares de personas desaparecidas, que tenía lugar en la sede del Centro Pro.
Hablaba el subsecretario sobre los enormes rezagos y sorpresas que se habían encontrado al asumir el poder apenas 10 meses antes y les confió que los antiguos funcionarios de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNBP) habían dejado la oficina vacía.
“Se llevaron desde las computadoras hasta el registro de las personas”. Y enfatizó sobre los funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto: “El ADN de las personas. El material genético se lo dieron a un particular”.
Lo que Encinas les decía podía traducirse en otras palabras: se había esfumado la base de 49 mil perfiles genéticos de familiares de personas desaparecidas y de cuerpos no identificados que la CNBP había acumulado.
Una parte de los perfiles genéticos había sido entregada por las familias de víctimas a instituciones tan diversas como la Comisión Nacional de Seguridad, la Policía Federal, la Comisión Nacional de Búsqueda y la Fiscalía General de la República, además de las fiscalías de Morelos, Coahuila, San Luis Potosí y Veracruz.