¡Buenas noticias para los gordos y feos!
Ya es posible casarse con una mujer joven, sexi y millonaria, vivir en mansiones de lujo y darse vida de jeque árabe.
¿La fórmula? Esperar que nuestro progenitor se convierta en Presidente de la República. ¡Así de fácil!
Pero, ¿por qué tiene que ser escandaloso que el hijo de un mandatario, en este caso del Pejidente ALMO goce de tales beneficios?
Casarse con una milloneta hermosa, a pesar de ser más feo que Danny Trejo, recae en el ámbito de la vida personal y a nadie le debe importar.
Total. ¡A lo mejor así le gustan a Carolyn Adams, nombre de la exmodelo que cayó rendida de amor en los brazos de José Ramón López Beltrán!
Y aunque a nosotros nos parezca que está más feo que pegarle a Dios, tal vez carga una pata de conejo o un chupamirto…, o quizás puso a San Antonio de Cabeza para lograr el sueño que todos los feos tenemos: Casarnos con una belleza podrida en lana.
Pero no crean mis dos o tres lectores que este es el único hijo de AMLO al que le gustan los lujos, las mansiones y las mujeres hermosas.
Su hermano, Andrés Manuel López Beltrán, también se pinta solo. En 2017 formalizó su relación con la modelo venezolana Irene Esser, en tanto que Gonzalo Alfonso y Jesús Ernesto también se dan la gran vida sin que se les conozca una fuente de ingresos suficiente que les permita mantener una vida principesca, como la que parece que están gozando.
Pero no seamos mal pensados, como Loret de Mola y Brozo.
Ya lo dijo el Pejidente: Sus hijos no tienen contratos con su gobierno ni influyen en él.
Pero, ¿qué tal las nueras?
Según “investigaciones periodísticas” que a mí más me parecen consignas de parte de los “dioses” del periodismo nacional que se quedaron sin su tajada al llegar el austero gobierno pejista, por lo menos la esposa de José Ramón sí tiene contratos millonarios con PEMEX.
Eso explicaría por qué se casó con el panzón, barbón, pobretón y feo vástago del mandatario.
Tras la descobijada que les dieron a sus hijos los periodistas fifíes y neoliberales, ALMO hizo el coraje de su vida. Se le nota en la cara, en sus expresiones y en sus palabras, que realmente está encabronado.
Dice y repite en cadena nacional, aprovechando el foro de las mañaneras, que él no es igual que los de antes.
Tal vez no lo sea él, pero ¿qué tal el resto de la gente que está incrustada en su gobierno?
Quizá el tema de sus hijos sea algo muy privado, hasta que se demuestre alguna conexión que tengan ellos o sus parejas sentimentales con los dineros públicos.
Quizá el Pejidente sea actualmente el hombre más solo del país, porque parece que es el único que quiere austeridad, cuando el resto de los mexicanos nos estamos partiendo la madre por obtener el mínimo necesario para nuestra subsistencia, pero aspiramos a un poquito más.
Posiblemente sea que no se ha dado cuenta que él es diferente, pero es igual que los demás en los resultados de su gobierno.
Porque, ciertamente, a mí cada vez me sale más caro ir al mandado o comprarme un pantalón o unos zapatos. No sé si a los demás les pase lo mismo, pero a mí, lo que gano, me rinde menos.
Los que sí parece que se dan la gran vida, a pesar de la política de austeridad jacobina de su padre, son los hijos de ALMO.
Viene el refrán estilo Pegaso: “La fortuna de la poco agraciada, la hermosa la ambiciona”. (La suerte de la fea, la bonita la desea).