Temerosa y desconfiada al inicio de la plática, esta joven delgada y de rostro alegre accede a la entrevista que se realiza en una banqueta frontal al refugio municipal que está saturado de migrantes de varias nacionalidades, como Haití, El Salvador, Guatemala, Honduras, Venezuela, Cuba, Nicaragua, México y otros países.
Desde que salió de Haití es acompañada por tres adultos y tres niños, pero llegó a México hace un año, después de cuatro años de vivir en Chile, en donde no consiguió trabajo porque no hay, y por algunos problemas relacionados con la discriminación, su cultura y el idioma.
Al salir de Chile comenzó su odisea de viajar hasta la frontera de México con Guatemala. Como pudieron caminaron y viajaron por varios días hasta llegar a Ecuador, Perú y Colombia; de allí viajaron por todos los países centroamericanos, hasta llegar a Guatemala y su frontera con México, un viaje de varias semanas que hicieron sorteando montañas, ríos y selvas, trayecto en el que pasaron hambre, sed, frío y lluvia, además del pago de hasta tres mil dólares por cada país que cruzaron.
“Fue algo feo porque ya no tenemos dinero. Nos pedían dinero en cada país que cruzamos, hasta que llegamos a México, pero no tuvimos muchos problemas”, explicó la joven en un complicado español mezclado con algo de francés y lenguas nativas.
Sin embargo, aún tiene frescos los recuerdos de la violencia extrema que hunde poco a poco a su país, desde que asesinaron al presidente Jovenal Moïse, en julio del año pasado. Desde entonces Haití se debate en una severa crisis interna que es aprovechada por pandillas que lo controlan casi todo, desde los alimentos hasta los combustibles y las carreteras, lo que provocó que en los primeros días de este mes fueron asesinadas 234 personas.
En Chile Estephan terminó la preparatoria, pero por la falta de dinero no pudo ingresar a una universidad para estudiar lo que siempre soñó desde que era una niña, razón por la que tiene la ilusión de ingresar en alguna universidad norteamericana, cuando les den la tan ansiada visa humanitaria y se les permita vivir en el vecino país.