¡Juar, juar, juar! Ya lo decía yo.
Quienes defendían a capa y espada al corrupto y sinvergüenza ex gobernador conocido como “El Innombrable”, ahora andan coqueteando descaradamente con el nuevo gobierno estatal.
Le han dado un giro a sus palabras y a sus escritos, y ahora buscan congraciarse con los que darán el visto bueno para los convenios de publicidad.
Se desgarraban las vestiduras atacando a Américo Villarreal Anaya, fueron parte de la guerra sucia, recibieron hasta el último momento el pago de sus facturas, mientras que al resto de los comunicadores, desde dos años atrás nos habían escamoteado el fruto de nuestro trabajo.
No doy nombres ni señalo a nadie, lo único que digo es que esos mismos que antes eran acérrimos enemigos de la 4T, probablemente sean los que más se beneficien ahora con los convenios, porque tienen una habilidad extraordinaria para acomodarse en el más mínimo recoveco.
Son como los gatos, que los avientas de una azotea de espaldas y siempre van a caer de pie.
Así son. Es su naturaleza.
Y eso se da en todos los niveles.
Si nos vamos a los periódicos de alcance nacional, como El Unimersal, Retorma o Expélsior, o las televisoras como Tele Aztuerca o Tele Risa, siempre de los siempres recibirán la tajada del león.
“El Innombrable” las utilizaba mucho para golpear mediáticamente a sus enemigos o para buscar posicionarse como posible candidato de su partido a la Presidencia de la República.
Pero a pesar de tantos millones que gastó, o más bien, que desvió, porque esa lana era para los medios estatales, a final de cuentas se quedó chiflando en la loma.
Los medios nacionales seguirán recibiendo un titipuchal de lana, esté quien esté de gobernador.
De los medios locales, uno puede esperar que aquellos que nos mantuvimos imparciales antes, durante y después de la campaña política podríamos estar dentro del convenio, que ahora se llama contrato, puesto que se tiene que cumplir con una serie de requisitos para estar en el padrón de proveedores.
Pero por desgracia, siempre han sido los contras a quienes primero se atiende y se busca tenerlos contentos y calmados.
La industria del chantaje editorial está en su apogeo.
Es cierto, Todo mundo tiene derecho a corretear la chuleta, pero no hay que ser tan arrastrados. Si tú atacaste sistemáticamente al candidato de MORENA, ahora gobernador, debes estar afuera y mantenerte así por seis años, en la fría banca, hasta que llegue un gobernador cuya campaña sí cubriste de manera profesional.
Pero si te pagaron para lanzarle estiércol e intentar que se cayera la elección, lo mejor que debes hacer es mantenerte alejado y no tratar de arrimarte para quedar bien.
Te ves más bonito de lejecitos.
Por desgracia, el descaro es uno de los vicios más arraigados entre la grey periodística de Tamaulipas y de México.
No espero yo que se acabe, pero por lo menos que se haga una distinción entre aquellos que apoyaron abiertamente al candidato ganador, que les pongan en la frente, por ejemplo, tres estrellitas; a los que nos fuimos por en medio y actuamos con los dos o tres candidatos de la manera más imparcial posible, que nos pongan dos estrellitas, y si quieren darles algo a los que echaron trancazos e hicieron guerra sucia en contra de Américo Villarreal Anaya, pues que les den una estrellita, y alguna pizcachita.
El presupuesto para Comunicación Social, etiquetado, se tiene que ejercer, pero de manera responsable y si se puede, estimulando a los verdaderos periodistas, de los cuales, por desgracia, cada vez quedamos menos.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “¿A qué individuo le descendió la prenda de vestir?” (¿A quién le cayó el saco?)