“El Chómpiras” y “El Botija” son dos caquitos de los suburbios de la ciudad de México.
“El Botija” está casado con “La Chimoltrufia” y “El Chómpiras” es un bueno para nada, como hay muchos en los barrios bajos de La Capirucha.
Digo lo anterior porque en una foto que se dio a conocer en las redes sociales, difundida por el periodista Pedro Ferriz De Con, aparecen el Pejidente ALMO y AMLITO Moreno, muy bien abrazaditos y sonrientes como grandes cuatachos.
Ferriz De Con subió la foto y la acompañó de un comentario que dice así: “El domingo 23 de octubre de 2022, el presidente fue padrino de comunión de los hijos de Alito Moreno, presidente del PRI. Lo que me hace pensar que tienen alguna “creencia”… conveniente”.
Luego, al confirmarse que la foto en realidad fue tomada en 2018, durante una visita que hizo ALMO ya como presidente de la República electo a Campeche, siendo Alito Gobernador de aquella entidad, Ferriz bajó la gráfica con todo y comentario.
La regada de tepache que dio el comunicador evidencia el grado de desesperación que sufren los golpeadores profesionales, aquellos que recibían jugosas dádivas de anteriores gobiernos priístas y panistas, y que ahora andan con una mano delante y otra atrás.
Yo llegué a pensar que ALMO y AMLITO serían los modernos “Chómpiras” y “Botija”, los dos alegres compadres que se preparaban para fusionar, ahora sí en el papel, a MORENA con los restos del PRI.
Pero no es así. La moraleja es que los periodistas no debemos irnos como gato al bofe con cualquier noticia sensacionalista que se nos presente, sino que hay que verificar la fuente y contrastar los datos.
Dicho lo anterior, y habiendo puesto en evidencia el jugosísimo negocio que mis “pares” comunicadores de La Capirucha tenían con los gobiernos del PRI y del PAN, llevándose hasta el 99.9% del presupuesto que el Gobierno Federal destina a Comunicación Social, me llegó un comentario que, de ser cierto, abonaría a democratizar esa partida etiquetada.
Porque aparte de tener la posibilidad de contar con Seguro Social, podríamos dentro de poco tiempo estar recibiendo un subsidio o pago mensual por ser periodistas independientes.
Ya he dicho que nosotros, los picateclas, tenemos el oficio más gratificante y generoso del mundo, pero el más mal pagado.
Y cuando nos llegan a pagar más o menos bien, ahí aparece el SAT para quitarnos la tercera parte o la mitad de lo que obtenemos con el fruto de nuestro esfuerzo.
Nosotros hacemos realmente varios trabajos en uno: Somos maestros, porque con nuestros reportajes realizamos tareas de educación; somos notarios públicos, porque damos fe de lo que ocurre diariamente en nuestra Ciudad, en nuestro Estado y en nuestro País, y somos abogados de oficio porque constantemente estamos defendiendo los intereses de los más necesitados.
Luego, si hemos tenido que emplearnos por nuestra cuenta y aun así muchos vivimos en la chilla, el Gobierno Federal tiene la obligación moral de destinar parte del presupuesto de Comunicación Social a garantizar la subsistencia de este sufrido gremio, y no entregárselo en charola de plata a los López Dórigas, Lorets de Molas, Brozos, Adelas Michas y toda esa jauría de rapaces que solo sirven a los intereses de las grandes compañías y a los suyos propios.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Obre la voluntad de la deidad en el predio del individuo que bautizó a mi vástago”. (Hágase la voluntad de Dios en la parcela de mi compadre).