Por Pegaso
POLÍTICA Y COSAS SERIAS
La idea del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump de cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América se ha tomado como un golpe más hacia nuestro país y su soberanía.
Analizando detenida y fríamente, la verdad es que el recoveco que forma actualmente el Golfo de México es en realidad dos golfos: Uno que inicia en Yucatán y termina en Matamoros, y el otro que inicia en Brownsville y termina en Florida. Así de fácil.
Si el nuevo gobierno norteamericano quiere cambiarle el nombre a su parte, adelante. No veo ninguna objeción.
En lo que respecta a la parte mexicana, donde colinda con Estados de nuestro país, el nombre actual se queda porque se queda. Si el caso se va a tribunales internacionales, júrelo que la decisión será salomónica y la división del Golfo de México en dos, será un hecho.
Aunque para mí que no pasará de bravuconadas del mandatario norteamericano.
Si en estos momentos fueran las elecciones para Presidente/a municipal, la Diputada Federal Claudia Hernández ganaría. Lo dicen las encuestas que hacen algunos comunicadores en sus cuentas de Facebook.
Claro que primero MORENA tendría que definir si será mujer u hombre la persona que ostente la candidatura. Muchos piensan que será mujer, de ahí la idea de que en estos momentos, si las cosas no cambian, la pupila del Senador José Ramón Gómez Leal, JR, será la abanderada de ese partido, o del Verde.
Pero las encuestas, como ha demostrado MORENA, se las puede pasar por el arco del triunfo. Hay que ver si las negociaciones a nivel nacional dan prioridad a temas como la unidad o la garantía del triunfo, o a final de cuentas, el billete es prioridad para los altos mandos, cuando de decidir candidaturas se trata.
PROGRES
Ahora que el Gobierno nazi de El Trompas ha declarado que solo reconocerá dos géneros: El masculino y el femenino, los progres han lanzado el grito en el cielo, las comunidades LGBTTXYZ ven amenazadas sus conquistas y ahora se considerará ilegal, al menos en Gringolandia, que hombres de pelo en pecho se pongan faldita, tutú o chichis de plástico.
Países como Argentina, con el loco Milei, se declararon abiertamente en contra del movimiento progres, pero no creo que México siga el ejemplo porque son los gobiernos de izquierda precisamente los que les dan alas a gente desorientada que van contra la Naturaleza.
Por ejemplo, hay quienes se creen vacas o caballos y se denominan personas transespecie.
Y aquí no hay que confundirse. Debemos conceder que tienen la libertad y el derecho de ir a pastar a un llano, mugir, relinchar y rumiar a su entero antojo, siempre y cuando no pretendan que las mayorías nos contagiemos de su locura.
En muchos países, gracias a gobiernos que solapan esas barbaridades, los transgénero han logrado, por ejemplo, que el gobierno pague sus operaciones jarochas y las carísimas terapias hormonales que requieren.
Se ha comprobado que la mayoría de los individuos trans (transespecie, transgénero, transedad, etcétera) no tienen oficio ni beneficio, son mantenidos por sus familias y gran parte del tiempo libre que les queda después de hacer nada, se la pasan en estar pensando ese tipo de estupideces.
En tiempos de la posverdad, el argumento que suelen manejar en contra de los que no comulgamos con su forma de pensar es que somos transfóbicos, que promovemos el machismo y el odio hacia quienes piensan diferente.
Vi un video de un debate del argentino Emmanuel Dannan contra una activista del movimiento “no binarie”, llamada Marcela.
Marcela acusó a Danan porque este bajó de peso. Lo calificó de gordofóbico porque, según ella, promueve el odio hacia las personas con obesidad, glorificando el modelo patriarcal de belleza que prevalece en las sociedades capitalistas.
En fin, es un tema que da para muchas, muchas columnas más y para un debate serio.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Serenantes bosques, aves canoras, ofidios moteados”. (Calmantes montes, pájaros cantantes, alicantes pintos).