Por Pegaso
¡Ajúaaaaa! ¡Vamos ganando!
Cada vez está más cerca el día en que los narcocorridos, corridos tumbados, corridos belicones y canciones misóginas sean erradicados de la faz de La Tierra.
Resulta que ahora Los Alegres del Barranco, este grupo de chirigüillos que se hizo famoso por mostrar en un concierto la cara de un famoso líder de la delincuencia organizada, ya se aventó una rola que muchos calificaron como “anticorrido”, pero para mí que su arrepentimiento llega muy tarde, después de todo el daño que hicieron.
Buscando evitar las sanciones que se les vienen encima, además de haberles quitado su visa de trabajo en Estados Unidos, como a tantos otros apologistas del delito, ahora resulta que una de sus más recientes producciones es una canción que advierte sobre los peligros del narcotráfico.
Aunque creo que a la Fiscalía sí la convencieron, porque un vocero aseguró que con esa interpretación que se llama “El Consejo” se abre la posibilidad de que se cancele el proceso penal que tienen en su contra por hacer apología del crimen.
En los versos compuestos a huevo dicen que los que le entran al narcotráfico solo tienen dos caminos, el panteón o la cárcel.
El corrido, canción o como se llame, por supuesto, a un feo ritmo de tamborazo y trombón, dice lo siguiente:
Voy a darte un buen consejo
si quieres llegar a viejo;
No te enganches con lo malo,
nada bueno deja eso.
Si crees que es dinero fácil
ponle atención a estos versos.
Hay sueños que se te cumplen
y después son pesadillas.
Pierden lo más importante:
libertad y familia.
Eso, si tuviste suerte
y no perdiste la vida.
Para salir adelante
no todo es como lo pintan.
Una vez que te enredaste
solo quedan dos caminos:
El del panteón o la cárcel.
Socarrones como son esos músicos apologistas, hicieron esa canción para quitarse de encima la amenaza de cárcel, pero como dije líneas arriba, lo que han promovido durante muchos, muchos años no se borra ni con lejìa. Grupos como este, como Los Tigres del Norte y los nuevos “valores” como Peso Pluma, Natanael Cano y una orda más de presuntos delincuentes, le han lavado el coco a nuestra gente y esta se deja seducir por la cultura del crimen y de la muerte.
Decía yo esta tarde a un buen amigo: Los griegos lo sabían desde hace casi 3 mil años. La música moldea la mente, el alma, el espíritu o en lo que uno crea que tenemos.
Si escuchamos música tranquila, pacífica y sana, seremos tranquilos, pacíficos y sanos, pero si escuchamos música violenta y misógina, seremos violentos y misóginos.
Lo que yo propongo no es solo que grupos y cantantes como Los Alegres del Barranco de la noche a la mañana quieran corregir con una sola canción el daño que hicieron durante tanto tiempo. La Secretaría de Gobernación debe obligar a los intérpretes de ese género de música a seguir un curso obligatorio de Derechos Humanos pero también de Mensajes Subliminales para que se den cuenta, si es que quieren o tienen la capacidad, de cómo esa basura ha corrompido a toda la sociedad hasta la médula.
Y nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “¿Expresabas que carecías de potencial explosivo, pequeña arma de fuego?” (¿No que no tronabas, pistolita?)