Una cosa llamó mi atención ayer. Un video del político, abogado y radiodifusor ecuatoriano José Marcelo Dotti Almeida sobre las siguientes frases senilófobas o gerontófobas, pronunciadas por personajes de la política y la economía mundial:
-“Que los ancianos se den prisa en morir. Los abuelos deberían sacrificarse para salvar la economía y no paralizar al país”. Dan Patrick, Vicegobernador de Texas.
-“Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global”. Christine Legarde, ex presidente del Fondo Monetario Internacional y actual Gerenta del Banco Central Europeo.
-“Pido a los ancianos que se den prisa en morir para que el Estado no tenga que pagar su atención”. Taro Aso, Ministro de Finanzas de Japón.
Para Dotti Almeida, se trata de una actitud fascista o nazi que empieza a cundir entre los países capitalistas más poderosos: Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Japón.
Está bien que en la naturaleza, los elefantes viejos se van solos a buscar el lugar donde pasarán sus últimos momentos de vida, pero entre los seres humanos la costumbre es tener a nuestros padres y abuelos el mayor tiempo posible.
Lo que pasa es que en todo el mundo empieza a cundir una corriente que se creía ya superada: El Humanismo Evolutivo.
Según el laureado escritor israelí Yuval Noah Harari, autor de los libros “Homo Deus” y “De Animales a Dioses”, tras la revolución científica, entre los siglos XVII y XVIII, surgieron tres corrientes independientes, que tenían el común al hombre como eje central del mundo: El Humanismo Liberal, del cual surgiría el Capitalismo y posteriormente el Liberalismo y Neoliberalismo, el Humanismo Social, del cual deriva el Socialismo, y el Humanismo Evolutivo, generador del Nazismo y Fascismo.
En particular, este último defendía que hay una raza superior, la aria, y razas inferiores, sobre todo los judíos, los negros y los orientales. Para hacer un mundo mejor, es necesario eliminar a las razas inferiores y favorecer al superhombre. Todo eso inspirado por Nietsche.
En décadas recientes, el avance de un neonazismo o nuevo Humanismo Evolutivo cunde por todo el territorio norteamericano y europeo.
Las palabras del Vicegobernador de Texas, la ex gobernadora del Banco Mundial y el Ministro de Finanzas de Japón son solo reflejo de lo que viene: Primero los ancianos, seres improductivos que engullen buena parte del presupuesto, ¿y después?
Ya lo hemos visto en las películas de Hollywood, que desde mi punto de vista, es algo así como el boletinero del gran capital. El titán Thanos consigue el “Guante del Infinito” y con un solo chasquido de dedos desaparece a la mitad de la población mundial.
El argumento que da es el siguiente: “El mundo ya estaba sobrepoblado; era necesario deshacerse de una parte de la gente para que el resto pueda vivir mejor”.
Y la lógica es impecable, pero resulta que Thanos representaba una fuerza ciega e inhumana.
Lo que por concomitancia me hizo pensar en las teorías de conspiración que mencionan a la pandemia de COVID-19 como un intento de las élites mundiales de controlar a la población, hacer que mueran los más viejos y débiles, y tener un “reset” mundial, un nuevo comienzo.
En el mundo ya vamos para los 8 mil millones de personas y la población sigue creciendo.
En la película “El Exterminador” (The Terminator, por su título original en inglés. Estrenada en 1984. Director: James Cameron. Protagonistas: Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton y Michael Biehn), las máquinas son programadas para eliminar toda amenaza a la Humanidad, pero resulta que, al tomar conciencia, se dan cuenta que la amenaza más grande para los humanos, somos precisamente los mismos humanos. Y empieza el exterminio.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Homo sapiens es el Canis lupus de Homo sapiens”. (El hombre es el lobo del hombre).