Por Pegaso
La cantinfleada de hoy:
Mire usté, hay momentos momentáneos en la vida del individuo que como decía Chaquespeare, los momentos pasan y los minutos también… y aluego hasta los segundos, pero de segundo en segundo uno como que agarra un segundo aigre y oiga usté, tan chula que estaba esa changuita que mataron allá en Guadalajara.
Y como les iba diciendo y aquí me tienen, muy señores míos y muy señoras de ustedes, para que no haiga malos entendidos.
Resulta que la güerita de nariz respingada, ojos pizpiretos y pelos de elote andaba metida en malos pasos con un individuo más malo que la carne de puerco.
Pero ¡oiga usté! como que le quiso jugar chueco y ahí estuvo el detalle, y como decía Napoleón: El que parte y reparte le toca su Bonaparte.
Porque no es que sospechemos de nadie, pero hay que desconfiar de todos, y como dice el dicho: Algo malo debe tener el trabajo, porque si no, los ricos ya lo hubieran acaparado. Y esa changuita quería todo sin tener que trabajar de adeveras.
Y no estoy para que ustedes me digan ni yo para decírselo, pero ¡ah, bárbaro! Llegó un repartidor hasta su estética y la mandó a saludar a San Pedro.
¡No hay derecho! Si apenas estaba, como quien dice, entrando a la flor de la juventud. Yo creo que el verbo amar no debe ser conjugación, sino realidad y todos debemos respetar al prójimo. ¡No hay derecho!
Y aluego se supo que la amiga, que no era tan amigable fue la que cooperó para que se la echaran. ¡Pero miren nomás qué incriminosa!
Por eso mismo yo les quiero decir: Aquí me tienen ante ustedes y ustedes delante de mí y yo me pregunto: ¿Y por qué estar aquí si podría estar en otra parte? Y enseguida me contesto a mí mismo: Mí mismo, estoy aquí porque no puedo estar en otra parte, y también para hablar de este triste acontecimiento que aconteció.
Y ustedes se preguntarán, ¿por qué este jovenazo de tan buena presencia, distinguido y elegante viene a hablarnos, como quien dice, de hechos que acontecieron y seguirán aconteciendo si esas changuitas siguen juntándose con endividuos de mala catadura?
Pues porque, como dijo mi compadre Chon: “Oigame, chato, ya ni la amuelan, mire cómo me la dejaron”.
Y como yo siempre les digo: ¡No hay derecho!
Y hasta aquí tuvieron el gusto de tenerme con ustedes, una vez más.
¡A s’s órdenes, jefeeeee!