Por Pegaso
En Reynosa existen varias páginas de Facebook que tienen cientos de miles de seguidores. Entre ellas están las que han sido creadas por los tianguis, como Los Muros, Puerta Sur, Bugambilias y otros. Las hay de personas particulares que se dedican a reproducir lo que otros publican o cuando mucho, difunden lo que les envían sus propios seguidores. Otras páginas fueron creadas por periodistas de nota roja, que acá entre nos, son las que más visitas y reacciones atraen, porque el morbo es como un imán para los curiosos.
En fin. A una de esas páginas, llamada Reynosa al Día se le ocurrió preguntar cuáles son los influencers más famosos de Reynosa y las opiniones no se dejaron esperar.
Los influencers, o creadores de contenido solo hacen una cosa: Subir pendejadas a las redes sociales.
Pero aún así, ahora sabemos que hay una lista muy grande de chavos y chavas que le han agarrado al rollo este de aprovechar que tienen miles de seguidores para ganarse un dinerillo extra, que a nadie cae mal.
En las respuestas se menciona a Fernando José Reyes, con 2.2 mil seguidores, Arturo Cienfuegos, con 524, Carolina Schnaider, con 31 mil seguidores, Yahir Guerrero, con 1.4 mil, Cony González, con 39 mil, Jimmy Reyes, con 569 mil seguidores y hasta uno que le dicen El Osito Nalgoncito, con 458 mil.
Quizá una de las respuestas que más me gustó tiene que ver no con influencers, sino con verdaderos activistas sociales, como Edith González y José Andrés Méndez Ñeco, del colectivo Amor por los Desaparecidos, Mauricio De Alejandro, páginas como Reynosa Código Rojo o algunos periodistas, como Seth Rojas Molina, Renato Zamudio, Edgar Quintanilla y Javier Hernández, quienes son los que aportar información de calidad.
Mediante el Colectivo Amor por los Desaparecidos la población de Reynosa y Tamaulipas ha conocido el acuciante problema de desaparición forzada de personas, la mayoría jóvenes, algunos que andan en malos pasos y otros que han estado en el lugar equivocado y en el momento equivocado.
De todas maneras, el activismo es una forma de influir y por sí mismos, pueden ser llamados influencers, ya que han logrado un número respetable de seguidores.
Sin lugar a dudas, si alguien quiere hacer viral una noticia o una información que mueva al morbo, tendría que transitarla por algunas de esas páginas.
Hay quienes la suben a la página del tianguis de Los Muros, que garantiza una buena audiencia.
No estoy en contra de los que pagan para tener mayor visibilidad, pero yo prefiero los sitios orgánicos, aquellos que por sí mismo logran una buena penetración y que, aunque no alcanzan a monetizar en Facebook, obtienen el reconocimiento de los usuarios.
Porque pagar por obtener más visitantes no solo es que las plataformas te coloquen en un mayor número de sitios, sino que muchas veces hacen uso de bots para aparentar que se llega a una mayor cantidad de gente, o que contamos con miles o cientos de miles de seguidores, cuando solo son fantasmas electrónicos compuestos de bits.
Más vale observar a quienes tienen realmente un impacto en la sociedad. Mis felicitaciones para quienes lo han conseguido. Pero aún así, resulta imposible que se llegue a tanto solo con noticias normales. Tienen que ser morbosas y presentadas de tal forma que resulte difícil para el usuario sustraerse a su lectura.
Eso hacían antes las revistas amarillistas, como Alarma: “Violóla y matóla”, decía uno de tantos encabezados.
Solo que ahora no se llama amarillismo, sino viralismo.
Y nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “¡Apertúrenla, puesto que traslado proyectil!” (¡Ábranla, que llevo bala!)