Por Pegaso
Ya salió el peine.
La designación del nuevo Papa fue mediante la vieja, pero efectiva técnica del “dedazo”.
El “dedazo”, esa institución mexicana que tantas y tantas satisfacciones ha dado a nuestros gobernantes, fue el método utilizado.
Ya decía yo que no podía ser tan rápido un cónclave. Además, causó sorpresa en todo el mundo, entre los especialistas y entre los apostadores de Las Vegas, quienes ya habían hecho las quinielas y aseguraban tronchado que el próximo pontífice sería el italiano Pietro Paroli.
¿Y de quién es el dedo, se preguntarán mis dos o tres lectores? ¡Pues de El Trompas, ni más ni menos!
Un día antes de la muerte del Papa Pancho I, lo visitó en El Vaticano el Vicepresidente de los Estados Unidos, James David Vance.
Por si eso fuera poco, unos días después del fallecimiento, el 4 de mayo, la Casa Blanca publicó una imagen de El Trompas con todo el atavío de los Papas, incluyendo el Anillo del Pescador, la mitra, las estolas, el jubón y hasta los calzoncillos.
La foto, generada por inteligencia artificial, fue calificada por muchos como ofensiva y burlona hacia los fieles y hacia la institución de la Iglesia Católica, pero lo que muchos no vieron fue el trasfondo, el mensaje oculto, la hermenéutica detrás de la imagen.
“El próximo Papa va a ser norteamericano, y además, republicano”. Punto.
Ayer, ya conociéndose la identidad del siguiente Sumo Pontífice, El Trompas aclaró que todo fue una broma, un meme que alguien hizo por ahí.
Minimizó el tema, pero los datos siempre estuvieron ahí, a la vista de todos.
“¿Y qué prueba esto, Pegaso amigo?”-pregunta uno de mis lectores.
Casi nada. La intervención de poderes políticos, económicos y fácticos para modificar la historia del mundo a su antojo.
Siempre lo he dicho. Gobernantes como El Trompas solo están ahí porque los ponen quienes realmente gobiernan, los varones del dinero, los Rothschild, los Walton, los Mars, los Koch, los Rockefeller, los Oppenheimer y los Morgan, propietarios de las dos terceras partes de la riqueza.
Si usted debe un peso, seguramente se lo debe a alguno de ellos.
Tal es el poder económico y político que ostentan esas “pobrecitas” familias.
Poder suficiente para llevar a cabo planes tan maquiavélicos como el que proponía Roberto Maltus a mediados del Siglo XVIII: Darle una rasuradita a la población mundial más o menos cada 50 años, porque crece muy rápido.
De ahí que de vez en cuando surjan guerras, pandemias y terremotos.
También, Aunque Usted no lo Crea, como decía Ripley, tienen la capacidad de hacer cumplir las profecías bíblicas, las de Nostradamus, las de Los Simpson y hasta las de Mhony Vidente.
No me lo crea a mí. Ahí están los hechos. Si se profundiza tantito, podemos encontrar oscuras confabulaciones que tienen que ver con el futuro de todos nosotros.
Termino mi columna de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Hacia aquella dirección se encaminan legislaciones en el sitio donde determinan monarcas”. (Allá van leyes donde quieren reyes).