Por Pegaso
Ahora que se conmemoró el “Día Internacional de la Mujer”, muchas féminas salieron a las calles a manifestar su sentir porque consideran que aún no están a mano con los hombres en eso de los derechos.
Aún tenemos una sociedad machista y un estado patriarcal, aún tenemos feminicidios, aún hay esposos que golpean a sus esposas, aún hay niñas y niños abandonados por irresponsables progenitores.
Si nos vamos un poco para atrás, veremos que fue el 12 de febrero de 1947 cuando por primera vez las mujeres tuvieron derecho a votar, gracias a un decreto gubernamental, pero no fue sino hasta 1953 que el entonces Presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortínez subió el sufragio femenino a nivel constitucional para que pudieran participar en los comicios del 3 de julio de 1955.
Pasaron otros 24 años para que México pudiera tener una mujer gobernadora, la de Colima, Griselda Álvarez, y de ahí, todo ha sido para adelante en materia de derechos políticos.
Poco antes de terminar el milenio, ya habían logrado un porcentaje del 25% como mínimo de candidatas, frente al 75% de varones y años después se consolidó la paridad o equidad de género, con el 50% de ellas y el 50% de ellos.
Pero en materia social, en el ámbito laboral, en los deportes y hasta en materia filosófica continúan bajo el yugo masculino.
Nacer mujer en México todavía es más duro que nacer hombre. Cuando hay una relación de pareja, ella queda en condición vulnerable, porque además de buscar su propia subsistencia tiene que luchar para sacar adelante uno, dos o más vástagos, mientras que al hombre solo se le obliga a dar una pequeña manutención.
Si nos vamos al deporte, ellos son mejor pagados que ellas en la gran mayoría de las disciplinas. Lo mismo en materia laboral: Las mujeres ganan mucho menos que los varones por trabajos similares.
En el tema filosófico, también están pa’l perro. Hace pocos años surgió una idea que ha germinado en la mente de todas, todos y todes. Me refiero a la autopercepción.
Si yo, hombre, siento que no estoy en el cuerpo correcto, me puedo hacer una operación jarocha y todo queda arreglado: Ahora soy mujer.
Esta conquista del varón garantiza que incluso en cuestiones de feminidad los hombres hemos sabido avasallar a las damas.
Aunque los transgénero no tengan aparato reproductor femenino y no puedan embarazarse, si un macho les dice que son hombres y no mujeres, lo acusan de transfóbico y puede tener problemas con la autoridad, porque hasta eso, las leyes progresistas los defienden cada vez más.
¿Y acaso hubo protestas contra ese despojo de identidad filosófica?
Lo que yo vi fue que las mujeres que marcharon, muchas de ellas con vestimentas negras y cubiertas de la cara para no ser reconocidas, se dedicaron más que nada a vandalizar los negocios y monumentos, a lanzar consignas contra el Gobierno y a exigir que no haya más feminicidios.
Tengan razón o no al salir a las calles a hacer desmadre tomando como pretexto la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, mejor deberían concentrar sus fuerzas en otros temas igual o más importantes.
Por ejemplo, quizá en este año o los siguientes, un hombre podrá llegar a ser la mujer más hermosa del mundo, cuando gane el Miss Universo, o como ocurrió en la película Júnior (Junior, por su nombre original en inglés. Estrenada en 1994. Director: Ivan Reitman. Protagonistas: Arnold Schwarzenegger, Dany DeVito y Emma Thomnpson), donde un científico descubre un método para que un hombre quede embarazado.
Quien sabe. Tal vez pronto veamos que también los hombres han arrebatado a las mujeres la exclusividad de la maternidad, mientras ellas se desgastan en estériles manifestaciones.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “¡Posees mayor masculinidad que una decena de féminas unidas!” (¡Eres más hombre que diez mujeres juntas!)