Por Pegaso
¡Se los dije! El futuro Presidente de Gringolandia está más loco que una cabra.
Aún no se sienta a pedorrear la silla del escritorio Resolute de la Casa Blanca y ya anda amenazando a medio mundo con afanes anexionistas.
Volvemos a la época de la expansión, cuando las potencias buscaban conquistar nuevas tierras.
Así fue como España, o lo que era España en el Siglo XV se hizo de buena parte del Continente Americano, África, Europa y Oceanía.
Lo mismo pasó con Inglaterra, que llegó a colonizar grandes regiones de África, Asia, Oceanía y Europa, o Portugal, que hizo lo mismo en América del sur, Asia y África.
La época de las grandes exploraciones y colonizaciones provocó la explotación irracional de yacimientos mineros de las regiones conquistadas y la esclavitud de los nativos.
Al parecer, el nazi loco quiere revivir aquellos tiempos y expandir su imperio.
Por eso mismo, dijo que estaría bueno que Canadá y México formaran los Estados 51 y 52 de la Unión Americana.
Más acá, mencionó que al llegar al gobierno de su país, el 20 de enero, intervendrá militarmente en el Canal de Panamá para echar a patadas a los piojosos chinos que se han adueñado de ese paso estratégico de mercancías.
Lo más nuevo fue que buscará cambiarle el nombre al Golfo de México para que ahora se llame Golfo de América.
La Presidenta Claudia Shikitibum le contestó: “¡Sí, Chucha! ¿Y tus calzonsotes?”, proponiendo por el contrario que todo el territorio gringo se cambie el nombre a América Mexicana, ya que originalmente perteneció a nuestro país.
Ahora que, la propuesta del Trompas se parece mucho a lo que en su momento el ex pejidente ALMO había dicho: Que se cambiara el nombre de Mar de Cortés, porque no le gustaba que esa región geográfica de nuestro país llevara el nombre del malvado y ruin español que nos colonizó hace más de quinientos años.
Son muchas las amenazas sobre nuestro país que ha lanzado el gordinflón cachetes de marrana flaca y copete de chongo zamorano, como para no tomarlas en serio. Dijo que, una vez llegando a la Casa Blanca, echará para afuera a todos los migrantes ilegales, chaparros y feos para quedarse con pura gente bonita, güerita, de ojo claro y nariz respingada.
Como respuesta, las autoridades mexicanas ya empiezan a hacer preparativos para en caso de que cumpla con lo que dijo, poder recibir a millones de compatriotas y compatriotas con empleo bien remunerado, vivienda digna, coche a la puerta, vacaciones pagadas a la Riviera Francesa y un bono de bienvenida.
Aunque todo eso último yo no me lo creo. Cuando mucho, les dirán: “Bienvenido, paisano, y hazle como puedas, porque la cosa está bien canija y la lana apenas nos alcanza para pagarles a los viejitos y a los ninis”.
Dejemos que le cambie el nombre al Golfo de México, de su mitad para arriba. A final de cuentas, nosotros podremos seguir llamándolo Golfo de México. Recordemos que el río Bravo se le conoce por ese nombre en México y del lado americano es el río Grande.
Tan fácil como eso.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Y tu postre helado montado sobre un palillo de madera, ¿de qué variedad lo prefieres?” (Y tu paleta, ¿de qué la quieres?)