Por Pegaso
Dice un viejo y conocido refrán que en esta vida hay tres cosas de las que no te puedes zafar ni esconder: La muerte, las enfermedades y los impuestos.
Desde que las redes sociales surgieron, hubo individuos que supieron sacarles jugo.
Primero fueron los youtubers, luego los tik tokers y ahora, los influencers, que incluyen a todos aquellos que suben contenido propio en cualquiera de las muchas redes sociales que existen en este ecosistema que es la Internet: Facebook, Instagram, Twitter (X), You Tube, Tik Tok, Linkedin, Pinterest, Twitch, Telegram, Snapchat, BeReal, Lemon8, Threads, Kick, Bluesky, Tik Tok Notes y hasta Only Fans.
A poco más de una década de distancia de aquel boom, en la actualidad hay influencers que ganan tanto dinero como un jeque árabe, y hasta se llevan de a patadita en las donas con Elon Musk.
Jimmy Donaldson, mejor conocido como MrBeast, que tiene 503 millones de seguidores ha tenido ganancias netas por 85 millones de dólares, Dhar Mann, con 120 millones de seguidores, facturó 45 millones de dolarucos, Matt Rife, con 30.4 millones de fans, ganó 50 millones de dólares, Charli D’Amelio, con 213.5 millones de seguidores, obtuvo 23.5 millones de dólares de ganancias brutas.
La revista Forbes publicó hace unos días la lista de los influencers más “poderosos” o con más seguidores de México, en orden decreciente de importancia: Luisito Comunica, Juanpa Zurita, Macarena Achaga, Juca Viapri, Chingu Amiga, Eugenio Derbez, Kenia Os, Roberto Moreles “Robegrill”, Katya Echazarreta, Juca, Domelipa, Alexis Omman, Omar Montes, Paco de Miguel, Daniel Valle, Mr. Pig, Mario Bautista, Mundukus, Yuya, Santiago Cravero, Ana de la Vega y una docena más de creadores de contenido.
Si juntáramos toda la lana que se han ganado estos chavales por solo subir pendejadas y hacer el ridículo en las redes sociales, juntaríamos una fortuna mayor que la de Rico Mac Pato, Elon Musk, Carlos Slim y Jeff Bezos juntos.
Por ese motivo, el SAT mexicano se puso las pilas y afinó las antenitas de vinil, porque toda esa lana no estaba pagando impuestos, a pesar de que la ley obliga a los contribuyentes a declarar cada peso que ingresa a su cuenta y a pagar el porcentaje correspondiente.
A partir del próximo año estarán obligados a pagar como el resto de los ciudadanos comunes y corrientes.
Les ha pegado más duro a los de la plataforma Only Fan, de tal manera que algunas de las chamaconas que salen con escasa ropa ya anunciaron su deseo de retirarse y meterse a un convento de carmelitas descalsas.
Con esto, las arcas públicas del Gobierno Federal se van a embolsar billones de pesos por concepto de contribuciones procedentes de las ganancias obtenidas en las redes sociales por los vivillos influencers y creadores de contenido.
Estos, acostumbrados a llegar a los restaurantes a tragar de gorra, ahora tendrán que ponerse la del Puebla y aportar para el sostenimiento del gasto público, como cualquier hijo de vecina.
Ya era tiempo que les llegara la voladora.
Terminamos con el refrán estilo Pegaso: “En el sitio donde se constriñe, el flujo es inexistente”. (Donde aprieta no chorrea).