En el caso de Debanhi, la jovencita desorientada que cayó en una red de trata de personas, todavía hay mucha tela de dónde cortar.
Estaba leyendo un artículo sobre un tipo apodado “El Jaguar”, que fue quien ofreció dinero a cambio de tener relaciones sexuales con “la muñequita”, como la llama en un mensaje de WhatsApp.
Al ver que el mundo se le viene encima, “El Jaguar”, de nombre Gustavo Soto Miranda, hizo un video de Tik Tok donde dice que él no es esa persona, que es una madrecita de la caridad, que es empresario y hasta suelta unas lagrimotas porque asegura que lo han relacionado erróneamente con ese caso, lo que le ha hecho perder contratos, amistades y hasta la dignidad.
No soy experto fisonomista, pero nada más de verle la jeta, uno sabe que se trae algo turbio entre manos.
¿Es él quien sostiene la conversación con una de las “amigas” de Debanhi? La Fiscalía General de Justicia de Nuevo León tiene que ahondar en sus investigaciones.
Mientras tanto, en una captura de pantalla que se hizo a la supuesta conversación en WhatsApp, se lee lo siguiente:
-Amiga de Debanhi: Ya estás viniendo? 3:50 a.m. Debanhi está toda ebria, no te demores. 3:51 a.m.
-El Jaguar: Ustedes vendrán a la fiesta? Solo me llevaré a la muñequita. 3:52 a.m.
-Amiga de Debanhi: Iremos con los chicos a un after la tonta de Debanhi se irá con un wey al hotel pero ella está toda ebria y drogada. 3:53 a.m. Le pedimos el Uber es tu oportunidad. 3:53 a.m.
-El Jaguar: Ya estoy llegando. 3:54 a.m. Tú ponme a la muñequita. 3:54 a.m. Déjenla en el Uber yo me encargo. 3:54 a.m.
-Amiga de Debanhi: No te tardes haz todo con discreción ella está toda borracha. 3:55 a.m. (Se corrigieron los errores de ortografía).
Debanhi tenía 18 años, apenas acababa de salir de la niñez y tenía toda la vida por delante. Estaba estudiando la carrera de Criminología en la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde se puede pensar que fue “ganchada” por integrantes de esa red de trata de personas.
Por otro lado, navengando en las redes sociales, me encontré con un aterrador video donde unos maleantes secuestran a una niña a plena luz del día, en un lugar de San Luis Potosí.
El incidente fue grabado por una cámara, lo que da certeza de que este tipo de sucesos está ocurriendo en todo el país.
Yo pienso que se está expandiendo como una plaga algo que calificaría como “síndrome pre apocalíptico”, es decir: “Voy a hacer lo que quiera, a matar, a robar, a violar, a secuestrar, si al cabo a todos nos va a llevar la chingada cuando caigan las bombas atómicas al declararse la Tercera Guerra Mundial”.
La verdad es que en México, particularmente, se ha perdido el estado de derecho. Las niñas, las jovencitas y las mujeres son mercancía que se vende a 10 mil pesos.
Yo admiro, en serio, los huevotes del Presidente de El Salvador, Nayil Bukele, quien está metiendo a la cárcel a todos los delincuentes que encuentra la policía en las calles, los deja sin comer y los pone a hacer trabajos forzados.
A pesar de saber que un día, al dejar la presidencia de su país y convertirse en un ciudadano cualquiera tendrá que cuidarse las espaldas por tanto enemigo que se ha echado a cuestas, no le importa y prefiere liberar a su nación de esa calamidad que se llaman “maras” o pandillas.
Lo malo es que ya nos los está echando a nosotros, donde el Gobierno Federal prefiere darles abrazos que tocarles un pinche pelo.
En China, hace algún tiempo, al delincuente que agarraban, le aplicaban el juicio sumario o la “ley fuga”.
El juicio sumario consiste en sorrajarles un balazo en la cabeza ahí mismo, y la “ley fuga”, en darles la oportunidad de que corran para salvar su vida, mientras un policía o soldado les dispara con su arma de fuego.
En algunos países árabes, creo que todavía se practica el “ojo por ojo y diente por diente”. O sea, que si violaste, te cortan el pizarrín, y si robaste, te mochan la mano.
El caso de Debanhi, el de la niña secuestrada y muchos más que ocurren a diario, son síntoma de una sociedad enferma.
En la película “Cobra” (Estrenada en 1986. Director: George P. Cosmatos. Protagonistas: Silvester Stallone, Brigitte Nielsen, Reni Santoni, Andrew Robinson y Brian Thompson), el héroe tiene que pelear con una sanguinaria pandilla que intenta matar a una testigo.
“El crimen es una enfermedad. El remedio es Cobra”,-rezaba el eslogan del filme.
Viene el refán estil Pegaso: “A mayúsculas calamidades, enormes soluciones”. (A grandes males, grandes remedios).