Saturday, June 28, 2025

Al Vuelo-Jarocho

Por Pegaso
Estaba yo viendo diversos contenidos de You Tube, cuando me encontré casualmente con el sitio del doctor Patricio Mora Domínguez, uno de los personajes que hicieron historia en Reynosa, junto con Carlos Ibarra y otros muchos que han quedado en la memoria colectiva de los reynosenses.
Fue allá por los 90’s, si mal no recuerdo, cuando me enteré de un proyecto de casino que impulsaba un cuate chaparrito, güero, de ojos azules y modo de hablar propio de las costas veracruzanas.
Era Patricio Mora Domínguez.
Pat Moore, como le decían algunos, estuvo algún tiempo en California. Ahí fue donde conoció y se hizo amigo de un empresario de casinos, a quien le comentó que sería buena idea promover en México la creación de casinos de apuestas.
De esa manera, se vino a Reynosa y lo primero que hizo fue hacer unas presentaciones con maquetas de lo que sería un desarrollo hotelero de gama alta con casino incluido.
De ahí siguió una serie de cabildeos a nivel de Cámara de Diputados y Senadores para proponer la modificación a la Ley de Juegos y Sorteos para que se pudieran construir en territorio nacional diversos centros de entretenimiento tipo Las Vegas.
El proyecto inicial incluía a Reynosa, pero también destinos turísticos como Cancún, Acapulco, Boca del Río, Tijuana y una decena más de lugares.
Los vivillos diputados de aquella época vieron en eso una minita de oro y le movieron, pero tuvieron oposición porque en aquellos años el país no estaba listo para ese tipo de infraestructura.
A final de cuentas, tras intensos estire y aflojes, llegaron las modificaciones a la Ley, pero no como se esperaba.
Surgieron así cientos, miles de pequeños casinitos que solo sirven para esquilmar a las viejillas ludópatas y hoy por hoy, en todo el territorio nacional, la industria del juego factura miles de millones de pesos diariamente y los beneficios no llegan a las ciudades.
Fue en aquellos tiempos de intenso cabildeo cuando Patricio Mora se encontró con el ex gobernador Eugenio Hernández Flores para plantearle el proyecto de un megacasino para Reynosa.
Ahí, el Geño le puso el apodo de “veracruzano gringo” que le quedó al dedillo, por su apariencia y su peculiar forma de hablar, como todo buen jarocho.
Pasó el tiempo y el tema de los casinos tipo Las Vegas, con resorts incluidos, pasó al olvido. Mora Domínguez se dedicó entonces a promover peregrinaciones de la Virgen de la Candelaria, una tradición que existe en su pueblo desde hace varios siglos.
Se hicieron varias ediciones. Patricio y una comitiva se venían por carretera desde Coatzacoalcos, pasando por Tuxpam, Tampico, Ciudad Victoria, San Fernando, Río Bravo y Reynosa.
Luego se extendió hasta ciudades norteamericanas, donde también está la jarochada y finalmente se determinó que por la inseguridad debía de suspenderse tal recorrido.
Incursionó en el tema educativo al crear un campus de la Universidad Popular de Veracruz (UPAV), la cual no tuvo el éxito esperado y fue forzado a cerrarla.
A la fecha, tengo entendido que se avecinó en Boca del Río, lugar donde nació y creció. Ahí realiza la misma peregrinación, pero más localmente.
De vez en cuando sube material a su cuenta de Facebook y al parecer, se ha convertido en pastor de una iglesia o algo así.
Un saludo hasta aquel lugar, si es que ve esta cotorra e irreverente columna, mi estimado doc.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso que dice así: “Quien es excelente ave de la especie Gallus gallus en todo redil emite melodías guturales”. (El que es buen gallo en cualquier gallinero canta).
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