¡Chaleeee!
Resultó cierto lo que había anticipado esta columna de manera exclusiva: Que El Innombrable iba a buscar la candidatura del PAN a senador, en la elección extraordinaria que se desarrollará en febrero del 2023 para designar al sucesor del fallecido Faustino López.
Pero lo primero que tendrá que hacer es buscar entre los vericuetos de la justicia mexicana cómo burlar las denuncias que tiene pendientes, incluyendo la de enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada y otras linduras, así como la “ficha roja” que dicen que ya le endilgó la Interpol.
Tan solo si le buscan por el lado de los doce ranchitos que compró, a un ritmo de dos por año, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) tendría para sumirlo en el fresco bote de perdido unos quinientos años.
El 14 de octubre logró obtener un amparo para suspender la orden de aprehensión que había girado en su contra la Fiscalía General de la República por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Pero eso no significa que sea inocente, sino simplemente que sus abogados son listos y siguen comprando jueces corruptos con el dinero de los tamaulipecos que se robó. “Vómito negro”, le dicen.
No creo que “El Innombrable” salga limpio del pantano que fue su Administración. Tan solo a mí, Pegaso, me quedaron debiendo más de un millón de devaluados pesos, ¡imagínense a las grandes empresas periodísticas, a los proveedores, contratistas, hoteleros, burócratas, restauranteros y miles de prestadores de servicios que no recibieron el debido pago!
Pero si por alguna circunstancia, por ser el tipo más suertudo del mundo, por embarrar millones de pesos en los jueces o por las oraciones que su mamacita le reza (como el corrido de Los dos Amigos), llega a ser candidato a senador y viene a Reynosa a pedir el voto de la ciudadanía, libre de toda culpa, yo me comprometo a besarle los juanetes en la primera oportunidad que tenga.
Ya en serio. Yo no alcanzo a comprender cómo un tipo como “El Innombrable” pueda seguir todavía libre.
Sé que desde antes de que terminara su sexenio se fue a uno de sus ranchos, se tomó una selfie para “probar” que seguía en Tamaulipas e inmediatamente peló gallo a los Estados Unidos.
Se fue a Dallas-ahora sí, con albur-, porque está cobijado bajo las faldas de los amigos que dice que tiene en la DEA y algunos congresistas texanos, a quienes les ha dorado la píldora al venderles la idea de que es un perseguido político.
Desde aquí les digo a esos altos funcionarios, si es que están leyendo esta humilde colaboración: No le crean a “El Innombrable”. Antes del 2000 era un simple chamoyero, pero le halló a la política y se hizo diputado, luego Alcalde de Reynosa, luego Senador y finalmente, Gobernador del Estado, en donde amasó una inmensa fortuna, digna de un jeque árabe o un potentado gringo.
“El Innombrable” es muy hábil para engatusar gente. También es muy “picudo” y sabe dónde colocar el billete para salirse con la suya.
A mí me extrañó bastante que “El Perro Pantorrillero” venía muy seguido a Tamaulipas en el 2021, cuando no lo bajaba de “goberladrón” y corrupto.
A él se debe la denuncia de los doce ranchitos que adquirió durante su sexenio con el pinchi sueldito de gobernador.
Todos pensábamos que “El Perro” lo iba a poner de rodillas, porque hasta un juicio de procedencia se hizo para quitarle el fuero, pero no fue así.
De pronto y sin mayor explicación, “El Pantorrilero” dejó de abrir el hocico y se calló para siempre, dejando un tufo hediondo en todo ese asunto.
Y ahora, cuando los zopilotes revolotean sobre la cabeza del fallecido senador Faustino López para sucederlo, aparece la negra y ominosa sombra de “El Innombrable” para intentar seguir teniendo fuero y mantener su coto de poder, que amenaza con írsele de las manos.
Yo por eso termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso que dice: “La deidad se abstuvo de proporcionar élitros a los artrópodos del orden Scorpio”. (Dios no les dio alas a los alacranes).