¡Lástima, Margarito!
Durante muchos, muchísimos años, creo que desde que andaban por estos parajes los comecrudos y carrizos, Reynosa ha tenido un grave problema: Los tres órdenes de gobierno nunca se habían alineado.
Cuando no era un gobierno federal priísta con gobierno estatal del mismo partido y gobierno municipal del PARM, era PAN, PRI y PRI, o MORENA, PAN Y PRI.
Ahora que están alineados MORENA, MORENA, MORENA siguen igual las cosas.
De lo que deduzco que no se trata de una lucha de principios e ideologías, sino de intereses políticos.
¡Pobre Reynosa!
MOCONOVELAS
Todo tiempo pasado fue mejor, dice el adagio, y en muchos sentidos, tiene razón.
Por ejemplo, me estaba acordando de aquellas telenovelas producidas por Telerisa, donde uno se mantenía prendido a la televisión durante la media hora que duraba el capítulo.
Eran más adictivas que las actuales series de Netflix, Amazon Primer o Direct TV.
Antes se ensalzaba al amor, a la pasión desatada y a los valores familiares, no como ahora que puras narconovelas sacan, como El Señor de los Cielos, Sin Tetas No hay Paraíso, La Reina del Sur o Rosario Tijeras.
Todo ha cambiado.
A mí, cuando era un Pegaso chaval, me encantaba llegar de la escuela y ver en la churronovela Bodas de Odio, del año 1983.
Con el tema de La Traviatta como fondo, tenía un reparto multiestelar, con Frank Moro, Christian Bach, Miguel Palmer, Magda Guzmán y Rafael Sánchez Navarro, producida por Ernesto Alonso para Telerisa, con un guion original de Caridad Bravo Adams, ambientada en la época del porfiriato.
Otros culebrones que tampoco me perdía eran, por supuesto, Cuna de Lobos, con Catalina Creel, la villana del parche en el ojo interpretada magistralmente por María Rubio, personaje que ha quedado profundamente incrustado en el inconsciente colectivo de México. Quinceañera, con las entonces estrellas juveniles Thalía y Adela Noriega, con Ernesto Laguardia como el galán de barrio, Rafael Rojas y Sebastián Ligarde como “El Beto”. De ahí todavía se escuchan frases como aquella de “Sereno, moreno”.
Rina, la historia de una jorobadita que se hace archimillonaria por culpa de un anciano decrépito que quiere fastidiar a su familia, actuada por Ofelia Medina, Enrique Álvarez Félix y Carlos Ancira, teniendo como antagonista, nuevamente a la villanísima María Rubio.
También veía Los Ricos También Lloran, con Verónica Castro, Rogelio Guerra, Guillermo Capetillo y Rocío Banquells; Mundo de Juguete, con la niña Graciela Mauri, Sara García, Gloria Marín, Irán Eori y Ricardo Blume. O María la del Barrio, con Thalía, Fernando Colunga, Irán Eori, Ricardo Blume e Itatí Cantoral. Esta moconovela estuvo inspirada o fue una mezcla de Los Ricos También Lloran y Rina.
Y el último gran clásico: La Usurpadora, con Gabriela Spanic, Fernando Colunga, Libertad Lamarque y Chantal Andere.
No sé si se me pasa alguna, pero todas ellas hicieron época. Se pueden ver todavía fragmentos o episodios en Internet, para los melancólicos, pero no hay como verlas desde el principio, agarrarle el sabor a la trama, enamorarnos de la protagonista y odiar al villano o villana.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Para plañir a mucosidad yacente”. (Para llorar a moco tendido).