Sunday, May 19, 2024

Al Vuelo-Ovejas

Por Pegaso

Se reunieron un día las ovejas en el corral para hablar sobre la maldad del lobo, cuya voracidad lo impulsaba a romper la cerca y llevarse a una de ellos cada noche.

-El lo-o-o-obo-o-o-o es muy malo-o-o-o-balaban los lanosos cuadrúpedos.

-No tiene compasió-o-o-on. Nos mata-a-a-a y nos come-e-e-e, mientras nuestros hijos se quedan llorando por nuestra muerte-e-e-e.

-El lobo nos odia-a-a-a.

Así se lamentaban las infelices ovejas. En eso iba llegando la enorme y feroz bestia que, al escucharlas, solamente se limitó a mover la cabeza: “¿Odiarlas yo? Por el contrario, las amo porque tienen un sabor delicioso.

Así que, ¿cómo voy a odiar yo a ALMO, si todos los días me da material delicioso que disfruto con fruición? ¡Yo lo amo!

Si no fuera por él, ésta furris columneja no tendría la materia prima necesaria para llegar a mis dos o tres lectores.

Las ocurrencias del Cabecita de Algodón, conocido también como #YaSabenQuién y El Rorro de Macuspana, no tienen parangón. Bueno, sí, si tomamos en cuenta al locuaz de Chente Fox y al copetudo de Peña Nieto, que no curtieron malas vaquetas.

-Pe-pe-pero, Pegaso, ¡ese es amor jarocho!-dirá alguno de mis dos o tres lectores.

Pues sí. Efectivamente. Yo voté por él durante su campaña porque me pareció buen candidato. Le di un año de gracia para demostrar que sería buen Pejidente y me decepcionó.

Luego salió con que quería quitarnos los contratos de publicad oficiales. Yo protesté con todas mis fuerzas y como resultado, se patraseó el viejón, porque se le hizo ver que estaba violando la Constitución.

Pero pasa un día y la caga, pasa otro y la vuelve a cagar. Ni como ayudarle.

Diariamente da valioso material para que los analistas políticos, como un servilleta, lleven al límite su creatividad.

Por ejemplo, aquel episodio del avión presidencial. Como consideró que se trataba de un objeto de lujo, propio de fifís y neoliberales, decidió rifarlo. La rifa se hizo, pero no se entregó el avión, sino una cantidad equivalente a su costo, que se tasó en mucho menos del valor real. Después lo ofreció en venta, hasta que lo compró el presidente de una república perdida en los Himalayas, más despistado que él.

Ahora quiere comprarse otro avión presidencial y pide al Congreso que le autoricen la compra. ¿Entonces?

Será el sereno, pero para mí las sandeces, pendejadas, jaladas de pelos, gracejadas, humoradas y ocurrencias del Cabecita de Algodón son como oro molido, como la última Coca Cola del desierto.

Si hiciéramos una comparativa con Fox y Peña Nieto, muy posiblemente los superaría.

Yo que pensaba que después de Fox ya no habría nada más por ver y escuchar. Pero después vino Peña Nieto y nos desternillamos de risa con sus idioteces: “No soy la señora de la casa”,-decía el copetón, cuando alguien le preguntaba cuánto costaba el kilo de tortillas.

Tal vez cada quien tenía lo suyo.

Sin embargo, ahora sí lo digo con absoluta certeza: Después de #YaSabenQuién, lo demás nos va a parecer muy aburrido… Bueno, si no gana Xóchitl Gálvez, porque ésta le dice: “Quítate, que ahí te voy”.

Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Jamás se carece de un fracturado para un desaliñado”. (Nunca falta un roto para un descosido).

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