Saturday, July 26, 2025

Al Vuelo-Ozzi 

Por PegasoAl Vuelo-Ozzi
Por Pegaso
Hasta ahorita voy sabiendo quién demonios era Ozzy Osbourne.
Ni en el mundo lo hacía, pero ahora que colgó los tenis y se fue derechito al infierno me dio curiosidad por saber algunas de sus travesurillas.
Sé que fue un vocalista del grupo de heavy metal Black Sabbath (Sábado Negro, por su nombre en español) y que era adorador de Lucifer, por ese motivo se le llegó a conocer en el ambiente musical como “El Príncipe de las Tinieblas”.
El hecho de que haya tenido tanto éxito, con ventas que alcanzaron las 100 millones de copias, me hace suponer que hay más adoradores del chamuco de los que se puede llegar a pensar.
La espantosa música que tocaba hacía berrear a sus fans.
No obstante, según The New York Times, Osbourne era muy religioso, pertenecía a la Iglesia de Inglaterra y oraba antes de salir a tocar en cada concierto.
Pero vean nomás lo que cantaba: “Party with the Animals” (Fiesta con animales), “Sabbath Bloody Sabbath” (Sábado, sangriento sábado), “Facing Hell” (Frente al Infierno) y “Bloodbath in Paradise” (Baño de sangre en el paraíso), consideradas canciones clásicas de su repertorio.
El bato era adicto a las drogas y al alcohol. Lo hacía para aguantar las tremendas jornadas y cansadas giras por todo el mundo.
Durante su carrera, Ozzy Osbourne y la banda Black Sabbath fueron acusados por grupos de la derecha cristiana de ser satanistas, basándose en su sencillo titulado “Mr. Crowley”, dedicado al conocido ocultista, fundador de la Iglesia Satanista, Aleister Crowley.
Sú música influenció a millones de personas alrededor del planeta, la mayoría para mal.
En 1984, un chaval llamado John McCollum, de 19 años, se suicidó con un arma de fuego después de escuchar la canción “Suicide Solution” de su primer álbum como solista.
Tras una carrera tan extensa y exitosa como esta, finalmente el 5 de julio pasado felpó, es decir, se lo cargó el payasiux, y en estos momentos ya debe estar cantándole a don Satanás aquella rola que dice: “Generals gathered in their masses/ just like witches at black masses/ evil minds that plot destruction/ sorcerers of death’s destruction/ in the fields the bodies burning/ as the war machine keeps turning/ death and hatred to mankind/poisoning their brainwashed minds,/
Oh, lord, yeah!” (Fragmento de la canción War Pigs).
Y no. No soy un persignado. Por mí pueden adorar a quien se les pegue su regalada gana, pero lo que no me parece es que contaminen a millones de personas que son como animalitos de la creación, que no saben los efectos que sobre su frágil mente llegan a tener ese tipo de sonidos y letras.
Gracias a Black Sabbath y a muchas otras bandas de heavy metal (rock pesado) es que las iglesias satanistas se han multiplicado en Estados Unidos y en otras partes del mundo.
Y si ya desde antes teníamos la certeza de que el fanatismo religioso -donde se adora a un ser benévolo a priori- es algo negativo ¡Imagínense cuando se trata de un ente terriblemente cruel, como se describe al Patas de Cabra!
Reitero: La música tiene efectos en nuestra psique. Si quieren, no me lo crean a mí, consulten los tratados especializados en psicología conductual y técnicas subliminales.
Luego no vayan a decir que por mi culpa se suicidaron o se convirtieron en asesinos seriales.
Viene el refrán estilo Pegaso que dice: “Mayor cantidad de conocimiento posee el demonio por añoso que por demonio”. (Más sabe el diablo por viejo que por diablo).
#Reynosa
#Tamaulipas
#Mexico
Hasta ahorita voy sabiendo quién demonios era Ozzy Osbourne.
Ni en el mundo lo hacía, pero ahora que colgó los tenis y se fue derechito al infierno me dio curiosidad por saber algunas de sus travesurillas.
Sé que fue un vocalista del grupo de heavy metal Black Sabbath (Sábado Negro, por su nombre en español) y que era adorador de Lucifer, por ese motivo se le llegó a conocer en el ambiente musical como “El Príncipe de las Tinieblas”.
El hecho de que haya tenido tanto éxito, con ventas que alcanzaron las 100 millones de copias, me hace suponer que hay más adoradores del chamuco de los que se puede llegar a pensar.
La espantosa música que tocaba hacía berrear a sus fans.
No obstante, según The New York Times, Osbourne era muy religioso, pertenecía a la Iglesia de Inglaterra y oraba antes de salir a tocar en cada concierto.
Pero vean nomás lo que cantaba: “Party with the Animals” (Fiesta con animales), “Sabbath Bloody Sabbath” (Sábado, sangriento sábado), “Facing Hell” (Frente al Infierno) y “Bloodbath in Paradise” (Baño de sangre en el paraíso), consideradas canciones clásicas de su repertorio.
El bato era adicto a las drogas y al alcohol. Lo hacía para aguantar las tremendas jornadas y cansadas giras por todo el mundo.
Durante su carrera, Ozzy Osbourne y la banda Black Sabbath fueron acusados por grupos de la derecha cristiana de ser satanistas, basándose en su sencillo titulado “Mr. Crowley”, dedicado al conocido ocultista, fundador de la Iglesia Satanista, Aleister Crowley.
Sú música influenció a millones de personas alrededor del planeta, la mayoría para mal.
En 1984, un chaval llamado John McCollum, de 19 años, se suicidó con un arma de fuego después de escuchar la canción “Suicide Solution” de su primer álbum como solista.
Tras una carrera tan extensa y exitosa como esta, finalmente el 5 de julio pasado felpó, es decir, se lo cargó el payasiux, y en estos momentos ya debe estar cantándole a don Satanás aquella rola que dice: “Generals gathered in their masses/ just like witches at black masses/ evil minds that plot destruction/ sorcerers of death’s destruction/ in the fields the bodies burning/ as the war machine keeps turning/ death and hatred to mankind/poisoning their brainwashed minds,/
Oh, lord, yeah!” (Fragmento de la canción War Pigs).
Y no. No soy un persignado. Por mí pueden adorar a quien se les pegue su regalada gana, pero lo que no me parece es que contaminen a millones de personas que son como animalitos de la creación, que no saben los efectos que sobre su frágil mente llegan a tener ese tipo de sonidos y letras.
Gracias a Black Sabbath y a muchas otras bandas de heavy metal (rock pesado) es que las iglesias satanistas se han multiplicado en Estados Unidos y en otras partes del mundo.
Y si ya desde antes teníamos la certeza de que el fanatismo religioso -donde se adora a un ser benévolo a priori- es algo negativo ¡Imagínense cuando se trata de un ente terriblemente cruel, como se describe al Patas de Cabra!
Reitero: La música tiene efectos en nuestra psique. Si quieren, no me lo crean a mí, consulten los tratados especializados en psicología conductual y técnicas subliminales.
Luego no vayan a decir que por mi culpa se suicidaron o se convirtieron en asesinos seriales.
Viene el refrán estilo Pegaso que dice: “Mayor cantidad de conocimiento posee el demonio por añoso que por demonio”. (Más sabe el diablo por viejo que por diablo).
#Reynosa
#Tamaulipas
#Mexico
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