La nota de la semana parece ser el desprendimiento de Norroña de la 4T, después de que lo dejaron fuera de la jugada en el nuevo equipo de trabajo que está conformando la Presidenta Electa.
Sí. Lo dejaron fuera, a pesar de que el compromiso había sido de que, de las cinco “corcholatas” que participaron en la interna, todos estarían en el gabinete, de acuerdo con la posición que hubieran obtenido en la votación interna, unos como secretarios y otros como coordinadores de Cámara.
Pero no. Resulta que le querían dar una pinchurrienta subsecretaría y eso no le gustó al zarrapastroso personaje de la lengua viperina.
Norrona es algo así como el padawan de su maestro Jedi, si lo definimos en términos de La Guerra de las Galaxias.
El aprendiz que hizo el papel de perro de guerra durante estos seis años, pero que ahora lo han dejado prácticamente fuera del proyecto por gandalla, lenguaraz y marrullero.
¿Y qué podía esperar este locuaz individuo?
Tal vez quienes están integrando el gabinetazo piensan que va a ser como chivo en cristalería, que les hará desmadre y medio porque el tipo se pelea hasta con su sombra.
Norroña, para quien no lo conoce, es un personaje muy popular en las redes sociales. Desaliñado, con la barba crecida y ojos furibundos, es la imagen misma de la izquierda radical.
Defensor a priori, a capa y espada, a ultranza de su Jechu (Jechu es un apócope de Jefecito Chulo, popularizado por Eduardo Manzano en el sketch de “El Molacho”, en el show televisivo “Los Polivoces”, y se refería a su mamacita, su Jefecita Chula, su Jechu), la esgrima verbal de Norroña es como una espada afilada que todo lo destroza, que hace garras, descalifica y minimiza cualquier argumento ajeno.
Lo tuve frente a mí en una rueda de prensa, cuando vino a hacer campaña en busca de la candidatura de su partido a la Presidencia de la República.
En ese entonces estaba de moda el tema de los libros de texto y no se sabía quién los había hecho.
Le pregunté y dijo que fueron especialistas en diferentes materias no solo de México, sino de otros países de América Latina, evitando, por supuesto, dar el nombre del real artífice de esos mamotretos que son los nuevos libros de texto, Marx Arriaga.
Norroña decía durante la campaña política que aceptaría cualquier cargo que le dieran, que seguiría sirviendo a la 4T desde donde sea, en el lugar que lo pusieran.
Sin embargo, con la rebatinga por los principales puestos políticos, salió su verdadera naturaleza: Grosera, contestataria y rebelde.
No sé si esta será un desprendimiento importante. Como puede ser algo pueril, puede que se convierta en un cadillo en las pompis del nuevo gobierno, ya que-nadie lo niega: Tiene millones de seguidores en redes sociales.
Si le hacen el fuchi en el gabinete, no le queda más que hacerle como le hizo su maestro Jedi durante casi 20 años: Recorrer el país, prometer a los pobres que los sacará de jodidos, que el sistema de salud ahora sí será como el de Dinamarca, que los malos se convertirán en mansos corderitos, que el dólar estará a uno por peso mexicano y que la gasolina bajará a 5 pesos por litro.
¡Ahhhh! Y hacer su propio partido político.
Tal vez así logre posicionarse para el 2030 y se cumpla su sueño guajiro de ser Presidente de la República.
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “Simio añoso no asimila novedosa pirueta”. (Chango viejo no aprende maroma nueva).