Por Pegaso
La popularidad que tenía el senador pedorro Fernández Norroña, ahora está por los suelos, luego de querer tapar el sol con un dedo en torno al campo de exterminio en el Rancho Izaguirre y minimizar el tema de la violencia en México.
En Reynosa se le recuerda muy bien. En cierta ocasión vino y criticó a la entonces Presidenta Municipal de Reynosa, Maki Ortiz, a quien le dijo “alcaldesa pedorra”, pero finalmente el mote se le quedó a él.
Viene al caso porque parece que su riña personal con su homóloga senadora Lilly Péllez está llegando a su cúspide.
Lilly Péllez, cada que sube al estrado, lo llama borracho, changoleón, desviado y mil lindezas más que le quedan como anillo al dedo.
Norroña, en su aspecto personal, luce desaliñado, dejado, sucio, andrajoso. Aún cuando se pone un traje, su aspecto es deplorable.
Con una larga trayectoria en el Partido del Trabajo, donde hizo fama y fortuna, de pronto decidió que ya no le convenía estar ahí y se pasó al bando de MORENA.
Ese brinco chapulinesco no me parece tan despreciable, porque a final de cuentas, los mexicanos tenemos a los partidos políticos a nuestra disposición, porque parte de sus gastos los pagamos todos con nuestros impuestos.
Pero sí ha recibido críticas mordaces de sus ex compañeros de bancada, acusándolo de traidor, mal pedo, desleal, poco hombre, renegado, desertor, judas, felón, ingrato, indigno, falaz, embustero, artero, falsario, hipócrita, impostor y fariseo.
En lo que a mí respecta, el tipo siempre me ha caído como patada en las pelotas. Es el típico izquierdista inconforme con todo, que cuando tiene el poder, deja todo atrás y se empieza a dar lujos que riñen con el estilo de vida que tanto pregonó cuando estaba en la jodencia.
Pues bien, durante una ceremonia que se llevó a cabo en la sede de la Cámara de Senadores, Lilly Péllez no se levantó de su asiento cuando se pidió un minuto de silencio y de aplausos en memoria del ex presidente de Uruguay, José Mujica.
Esto provocó la ira, indignación, furia y rabia del fachoso legislador, ahora morenista y llamó la atención del coordinador de la bancada panista, Rucardo Canaya porque considera que fue una actitud irrespetuosa que rebasó todos los límites.
Como recordaremos, la multicitada Lilly Péllez aprovecha todas las veces que puede para subir a tribuna y lanzar todo tipo de insultos, injurias, ofensas, ultrajes, vituperios, improperios, denuestros, groserías, blasfemias y calificativos hacia Norroña, quien solo atina a sonreir con displicencia, sabiendo que tiene el poder en sus manos y el respaldo de todo el aparato de gobierno.
Gobierno al que Péllez acusa de estar coludido con el crimen organizado.
El pleito entre ambos personajes es de apología. No recuerdo yo que haya habido otra legislatura con tal intensidad de debate. Aunque bueno, no se puede llamar debate a eso, sino más bien, una discusión de verduleras que no deja nada bueno a la República.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Se corresponden el uno con el otro”. (Son tal para cual).