Wednesday, November 27, 2024

Al Vuelo-Pene

Por Pegaso

Llegó una niña de primero de primaria a su casa, después de pasar la mañana en la escuela. Saluda a su mamá y después a su papá con efusivo abrazo. Entonces, la pequeña se planta frente a su progenitor y le pregunta: “Papi, ¿qué quiere decir pene?”

A lo que el avergonzado hombre solo pudo responder con titubeos. Miraba a la niña y luego a su esposa sin articular palabras, hasta que finalmente, tomando aire, le empezó a explicar: “Mira, así se llama al órgano reproductor del hombre. Nosotros, los seres humanos, tenemos dos géneros, hombre y mujer. Cuando se casan, el papá, con su pene, coloca una semillita en la mamá y así es como nacen los hijos. Pero, ¿por qué me preguntas eso?

-¡Ahhh!-contesta la inocente criatura. Es que la maestra nos dijo que se murió el papá de la Directora y debíamos rezar para que su alma no pene.

Viene a colación el cuento porque acabo de ver un video, algo viejón porque estaba fechado el 24 de julio, donde la virtual candidata de la alianza opositora, Chóchitl Cálvez, le da una tremenda mordida a un platillo en forma de pene.

Fue durante una visita que realizó a la capital de Chihuahua, específicamente a la cantina llamada “La Antigua Paz”, una de las más antiguas de ese Estado, cuya especialidad es precisamente ese plato con forma de órgano reproductor masculino.

Cuando Chóchil quita un papel aluminio y descubre la forma del platillo, se echa a reír. Pero después alguien dice: “Que lo muerda, que lo muerda”, y la Cálvez le entró con fruición.

Como digo. Yo no había visto dicho video, pero ayer me lo mostraron.

Digo. ¿A quién de sus acompañantes, asesores o consejeros se le ocurrió que era una buena idea mostrarle y darle a probar semejante platillo, sabiendo de las implicaciones simbólicas que tiene específicamente esa figura.

Los franceses, para más o menos ocultar los dibujos que hacían en los baños, le dibujaban un pico, unas alitas, unas patitas y una cresta y fue así como nació el famoso “gallito francés”.

Pero estos canijos ni lo disimularon.

Si quisieron gastarle una broma pesada a la candidata, lo lograron, si pretendían sobajar su dignidad de mujer, al presentarle un símbolo fálico de autoridad masculina, también lo consiguieron.

La verdad es que Chóchitl no las trae todas consigo.

Empezó a toda madre. Muchos creímos sinceramente que había surgido una opción que fuera una alternativa a la tremenda fuerza política que aún tiene el Pejidente, pero luego empezó a desinflarse, cual globo de Cantoya.

Desde que empezó la campaña negra en su contra, descubriéndole que había plagiado algunos parrafitos de su tesis, luego con lo de su fortuna personal, los tamales, la bicicleta, los bailecitos ridículos y el teleprompter, su popularidad ha ido decayendo.

Con el episodio del teleprompter se pudo saber con certeza que no es alguien que tenga la capacidad de la improvisación, tan necesaria para los mandatarios como el aire que respiran.

Ya ven, cuando a Peña Nieto le preguntaron cuándo llegaría un vuelo a su destino, dijo: “Unos dos minutos…, no, menos, cinco minutos”.

O cuando respondió a una pregunta sobre el precio de las tortillas: “Yo qué sé. No soy la señora de la casa”.

El propio Pejidente es un genio de la improvisación. Cuando un periodista le lanza una pregunta incómoda o le aporta pruebas sobre determinado problema, siempre sale con aquella fracesita de “yo tengo otros datos”.

Viene el refrán estilo Pegaso: “En cuántas ocasiones se dirige el recipiente cóncavo de barro a la corriente, hasta que se fractura”. (Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe).

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