Por Pegaso
La Presidenta Claudia Shikitibum anunció que se investigarán las pensiones millonarias que se pagan en PEMEX, lo que significa una sangría para el erario público de hasta 90 mil millones de pesos.
Yo le recomendaría que no solo se vaya por las pensiones, sino que hay muchas, muchísimas canonjías más que los altos funcionarios e incluso, los trabajadores y hasta los “changos” que laboran en la paraestatal han tenido desde hace demasiado tiempo.
Se sabe, por ejemplo, que un trabajador de base tiene un excelente sueldo, pero además, si quiere un crédito de vivienda, se lo dan sin ningún problema, y se les descuenta de su sueldo pero solo de manera simbólica.
Aparte, les pagan por catorcena, no por quincena, lo que quiere decir que cada catorce días reciben otro sueldo completo acumulado.
Si quieren comprar un coche de agencia, piden otro préstamo, pero además, ¡PEMEX les paga por su uso, como si se lo estuvieran rentando! Así que les sale gratis.
Tienen atención médica de por vida sin que tengan que pagar un centavo, vacaciones pagadas, aguinaldos que ya los quisiera un jeque árabe.
Es fama que los trabajadores de la paraestatal en realidad no trabajan y solo van a hacerse güeyes. Una anécdota dice que un jefe envió a un equipo a hacer un hoyo. Había un supervisor, un coordinador, un capataz y el que iba a hacer el trabajo físico. Éste último daba un palazo y luego se ponía a descansar, daba otro palazo, y un nuevo descanso, y así, sucesivamente, hasta que terminaba la jornada y se iban a disfrutar de su merecido descanso.
Aquí, en Reynosa, hay una colonia pegadita a la refinería vieja que ya la quisieran los gringos. Son residencias donde viven los funcionarios sin pagar luz, agua, servicios, renta. Todo se los da la generosísima empresa, con cargo a los contribuyentes.
PEMEX es de todos los mexicanos, dice un eslogan, pero hasta ahora no he visto un solo peso que llegue a mi bolsillo producto de la venta de hidrocarburos.
Cuando vivía La Quina, el fallecido líder nacional petrolero, el Sindicato tenía edificios, ranchos, buques y otras propiedades. Parte de los excedentes del aceite que se extraía de los pozos era para ellos, y los vendían muy bien, garantizando un ingreso multimillonario.
Ahora que la paraestatal está en quiebra técnica, se tienen que revisar a webo todos esos excesos.
No es justo que mientras los 125 millones de mexicanos vivimos en la chilla, una élite privilegiada disfrute de las riquezas del subsuelo.
Aplaudo entusiastamente la decisión de la Presidenta con “a”, por esta idea que ahorrará al país muchos miles de millones de pesos.
Pero no solo se vaya con las pensiones. Rásquele a todo lo que le he dicho, porque además, todavía existe corrupción, y esa es otra enorme sangría que hay que tapar para aspirar a sanear la empresa que en su momento fue la base y pilar de la economía de Mexicalpan de las Tunas.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Abstente de proporcionarme, sin embargo, colócame en la parte donde existe”. (No me des, pero ponme donde hay).