Por Pegaso
¡Qué! ¿Es que nadie se ha dado cuenta?
Lo que está pasando en Los Ángeles y otras ciudades norteamericanas a consecuencia de las duras políticas migratorias de El Trompas puede convertirse en una segunda guerra de Secesión. Una Guerra de Secesión 2.0
La primera transcurrió entre 1861 y 1865, entre los estados del sur esclavistas y los del norte antiesclavistas.
Fue la elección de Abraham Lincoln, quien se oponía a la esclavitud, lo que terminó por dividir al país. A final de cuentas, tras una dura y sangrienta guerra la Unión de Estados del norte terminaron por imponerse y el trabajo esclavo fue abolido.
¿Abolido? Para nada.
Recordemos que en las grandes plantaciones de los Estados sureños cada amo tenía decenas o a veces centenares de negros que traían de África. Había mercados enormes donde se podían comprar bantúes, hotentotes, zulúes y bosquimanos de la mejor calidad, hombres y mujeres.
El amo estaba obligado a darles alimento suficiente para que tuvieran fuerzas para el trabajo, así como atención médica, para que duraran más en buenas condiciones. También tenía que darles habitaciones, la mayoría de las veces, paupérrimas.
Tras la abolición, muchas plantaciones quebraron, sin embargo, con el paso del tiempo se fueron adecuando a las nuevas circunstancias y pronto vieron que contratando peones les costeaba más que tener esclavos.
De esa manera, les daban un sueldo misérrimo, pero además, los trabajadores tenían que pagarse su propia comida, su propia atención médica y su propia vivienda. Así empezó la esclavitud moderna.
Más adelante vino el tema migratorio. Estados Unidos empezó a crecer gracias a la migración de muchas personas procedentes de Europa, Asia y América Latina.
Por el lado del norte venían los güeros de ojo azul o verde y pelos de elote, que siempre eran bien venidos porque no estaban tan feos como los botijones, prietos y chaparros latinos.
Fueron estos últimos los que le entraron a la pizca a cambio de sueldos ínfimos, u otro tipo de trabajos que, como decía Chete Fox, el ex presidente mexicano, “ni los negros quieren hacer”.
Entonces, en pleno 2025, los migrantes provenientes de repúblicas bananeras son los nuevos esclavos, y es por eso que los Estados del sur han tomado una postura de defensa a favor de ellos, contra las agresivas y fascistas políticas migratorias de El Trompas.
Recordemos que durante la primera Guerra de Secesión California y al menos otros seis Estados del sur se separaron y se constituyeron en una República.
La pregunta que muchos se hacen en este momento: ¿Qué pasaría si California, Texas, Nevada y Nuevo México” deciden separarse de los Estados Unidos.
Solo California y Texas representan casi la mitad del Producto Interno Bruto de ese país, si nos basamos en los datos duros.
Por otro lado, la represión que están sufriendo los grupos de latinos por parte del ejército norteamericano está provocando una escalada violenta.
Hasta este momento no se reportan muertos por los disturbios, pero con el primero, ya no habrá vuelta atrás y Gringolandia se convertirá en un territorio sin ley.
Yo, Pegaso, considero que los migrantes que se arriesgan y cruzan el río para trabajar de manera ilegal en el campo o en las ciudades, lo hacen por desesperación.
Expulsados de sus países y estados, buscan el “sueño americano”, y cuando lo logran, cuando por fin obtienen su residencia legal o ciudadanía, se vuelven los peores enemigos de los nuevos migrantes indocumentados, y así, se forma un círculo vicioso donde los únicos que ganan son los gringos, porque de esa manera se aseguran de tener trabajadores mal pagados.
Hasta ahora.
No pasará mucho tiempo antes de que empiece la deportación masiva y mientras tanto, la amenaza de una segunda guerra de secesión se siente en el ambiente.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Jamás exclames “de éste líquido incoloro, insípido e inodoro evitaré ingerir”. (Nunca digas “de esta agua no beberé”).