Thursday, April 17, 2025

AL VUELO-Sabrosón

Por Pegaso
Carlos Ibarra -en la foto, con el ex alcalde de Reynosa, Everardo Villarreal Salinas- llegaba todos los días al Café Tips.
Cuando la mesera se acercaba para tomar la orden, Ibarra le decía: “Quiero un café como yo”.
Cuando era una mesera nueva y no conocía su especial sentido del humor, se le quedaba viendo con los ojos bien abiertos y le preguntaba: “¿Cómo?”
Y él contestaba con aquella su sonrisa pícara: “¡Negro, caliente y bien sabroso!”
No era licenciado en derecho, pero ni falta que le hacía, porque tenía un conocimiento endemoniado de las leyes. Su hermano tenía un despacho desde el cual redactaba los expedientes con los que brindaba asesoría jurídica a personas de las colonias.
-Oye, Carlos -le preguntaba alguien. Pero tú no eres abogado.
-¡Soy abogado del pueblo!-era siempre su respuesta.
En cierta ocasión, un reportero de El Monitor de McAllen le pidió su opinión con respecto a lo que afirmaban policías norteamericanos: Que cualquier mojado que quisiera cruzar hacia su país sería recibido con balas. Incluso hubo ofrecimientos de recompensa de los llamados “Minutemen” por cada cabeza de indocumentado.
La respuesta de Ibarra Fue: “Yo ofrezco diez mil dólares por la cabeza de cada policía gringo”.
La noticia recorrió el mundo. Un día después, soldados de Inteligencia Militar, acompañados por personas del CISEN, lo andaban buscando y me preguntaron: “Oye, Pegaso. ¿Has visto a Carlos Ibarra?”
Les dije que no. Pero en cuanto los agentes dieron la vuelta a la cuadra, venía Carlos Ibarra muy quitado de la pena, como pateando un bote.
-¿Qué fue lo que hiciste? Te andan buscando los soldados.
-No sé-me miró sorprendido, pero inmediatamente comprendió que era el resultado de sus declaraciones y corrió a su casa de la colonia Antonio J. Bermúdez para no salir en al menos tres meses.
Cuando en la calle miraba a una correteable chica, se le quedaba mirando y decía: “No me la he medido, pero creo que sí me queda”, y soltaba aquella su carcajada picaresca que hacía reír a los que estaban con él.
Todo esto lo recordé hace poco, cuando vi en las redes sociales un jocoso video donde los candidatos a ministros y jueces, tan circunspectos ellos, andan haciendo gracejada y media para ganarse el voto de los votantes.
No pueden hacer campaña como los candidatos a otros cargos, no pueden recibir lana de particulares (creo que les sobrarían financiadores, pero quedarían con muchos compromisos), pero sí que pueden hacer campaña en Facebook, Instagram, X y hasta Tik Tok.
Carlos Ibarra (murió el 2 de abril de 2021, víctima del coronavirus), me imagino, habría buscado la manera de estar participando en ese proceso y posiblemente obtendría una gran cantidad de votos para formar parte de la Suprema Corte, del Tribunal Electoral o por lo menos, de algún juzgado.
Se hubiera unido a la pléyade de chuscos personajes que participan en este proceso atípico, como “Dora la Transformadora”, como “El Señor Justicia” o aquel otro candidato de Querétaro que usa Inteligencia Artificial para transformarse en animé.
Otro se publicita así: “Si quieres un buen juez, vota por Israel. No tengo experiencia”.
Otra dice: “Soy abogada, no influencer. ¿O sí?”
Una candidata más dice que hace tiempo se enamoró de alguien fuerte y confiable, lo malo es que era un edificio (el edificio de la Suprema Corte), y la cereza del pastel: Llega una chica con un hombre de mediana edad vestido de traje y corbata, supongo que un profesor de alguna universidad, quien tiene a su lado a un jovenzuelo en camiseta de chaquiras, de aspecto delicadón.
La joven le entrega un chicharrón con verdura y le dice: “Mire, profe. Este chicharrón se parece a usted”.
Él pregunta: “¿Por qué?” El jovenazo de la camiseta afirma: “¡Porque está sabrosón!”
Y la chica revira: “¡Ay, no! ¡Porque está preparado!”
Finaliza el profe con la frase de campaña: “Estoy más preparado que un chicharrón”. Y desde ese día se le conoce como el candidato chicharrón.
Hay de todo, como en la viña del Señor. La más viral ha sido la candidata a jueza de Chihuahua, Lulú Ríos, quien se publicita con una mini minifalda que deja ver su despampanante anatomía.
Ya sé lo que hubiera dicho Carlos Ibarra si hubiera visto esa foto: “Es un atentado al …..” (Les dejo de tarea la última palabra).
Mientras tanto, vámonos con el refrán estilo Pegaso: “Tales artrópodos se abstienen de realizar piruetas en tu esterilla”. (De esas pulgas no brincan en tu petate).
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