Por Pegaso
No soy pitoniso, ni oraculero, ni chamán, ni cartomanciano, ni augur, nigromante, chamán, brujo, astrólogo o profeta, pero veo que las cosas están ocurriendo conforme a un libreto bien calculado.
Amenaza de guerra mundial, escaramuzas acá y acullá, profecías bíblicas, de Nostradamus, de Baba Banga y de Mohny Vidente. La gente que empieza a ver cosas raras…
Todo eso forma parte de un teatro que pretende hacer pensar que estamos viviendo los últimos días, el Armagedón o la Parusía, como usted quiera llamarle.
“Ahora se van a dar cuenta que La Biblia no es un cuento de hadas”-sugiere alguien por ahí, arrimando más fuego a la hoguera.
Y es que La Biblia, ese libro de supuesta inspiración divina, es un verdadero compendio de sabiduría e historia, pero también tiene terribles errores y contradicciones.
Sus escritores se inspiraron en muchas otras tradiciones anteriores a la cultura hebrea, como la sumeria y la babilonia, además del mito de Jesucristo, que se basa en la historia de Osiris, un dios egipcio.
Ya en el siglo III antes de Cristo, los socráticos establecieron lo que después serían las bases de la Escolástica, cuyo objetivo era conciliar la fe con la razón.
Pero centrémonos en el tema de las profecías. Los griegos eran muy dados a consultar oráculos para ver qué les deparaba el destino.
Y así, tenemos a Edipo, a quien le habían profetizado que mataría a su padre y se casaría con su madre, en hechos que, de acuerdo con Esquilo y otros escritores antiguos, realmente sucedieron.
Ahora, lo que está de moda es creer en lo que dicen personajes como Baba Banga y Nostradamus acerca de la Tercera Guerra Mundial.
La gente anda asustada y con mucha razón. Un conflicto internacional provocará una debacle financiera en todo el mundo, además de la amenaza siniestra del uso de arsenal nuclear.
En términos reales, lo que ha habido siempre son predicciones. Las predicciones pueden cumplirse o no. Si se cumplen, que existe esa posibilidad, el autor es considerado como un iluminado o un superdotado, pero si no se cumplen, ni quien se acuerde de él.
Hay quienes han hecho muchas predicciones durante toda su vida, cientos o miles. Algunas veces le pegan y la mayoría, no. Los especialistas en Estadística dicen que es natural que entre el 10 y el 15% de las predicciones salgan ciertas, pero si además le agregamos el ingrediente de lo ambiguo, se puede disparar hasta un 35 o un 50%.
Pero existe otro ingrediente que quizá no hemos tomado en cuenta. La malicia humana.
A la fecha, hay evidencias sólidas que hacen sospechar de una manipulación a nivel global para hacer cumplir algunas de las profecías milenaristas, como el Día del Juicio Final o la llegada del Anticristo.
Para mí, para mí, que quieren hacer aparecer a El Trompas, presidente gringo, como el salvador de la Humanidad, aquel personaje de la Biblia que dicen que será un guía mundial que traerá una época de paz y prosperidad, pero que resultará ser El Anticristo, porque es un tipo taimado y loco.
No me considero conspiranoico, pero en algunas ocasiones las sospechas se vuelven realidad, y ahora estamos viendo que una Tercera Guerra Mundial está a la vuelta de la esquina y ni el Chapulín Colorado nos podrá salvar.
O si la intervención de El Trompas lo logra, parecerá que el mundo está en deuda con él y le rendirá pleitesía, como a un salvador, tal como dice la tradición bíblica que ocurrirá con El Anticristo.
A veces la realidad supera a la fantasía.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Te asemejas a una pequeña herramienta de carpintero elaborada con madera”. (Eres como un martillito de palo).