Monday, March 31, 2025

Al Vuelo-Síndrome 

Por Pegaso
A la gente pensante -chairos o no chairos- ya les está cayendo el veinte de que en México todo sigue podrido.
Algunos llegamos a pensar que tras décadas de un sistema corrupto y corruptor (PRI), la alternancia (PAN) permitiría transparentar las turbias aguas en que navega nuestro querido México, pero no fue así.
Tanto que la gente prefirió volver a votar por el mismo partido una vez más (PRI) y una vez más decepcionó, hasta que llegó lo que parecía una luz en la oscuridad (MORENA).
Pero, ¿se acabó la corrupción? No.
¿Se acabaron las complicidades? No.
¿Se acabó la simulación? No.
Los chairos, esos robotines que fueron programados con un magnífico lavado de coco, ya empiezan a pensar por ellos mismos y se están dando cuenta que solo cambiamos para volver a caer en el mismo lugar.
Lo que ocurre es que no lo pueden admitir porque sería tanto como reconocer que siempre estuvieron equivocados.
Es el llamado “Síndrome de nuestros muchachos no murieron en vano”.
El “Síndrome de nuestros muchachos no murieron en vano” tiene su origen durante la Primera Guerra Mundial. Los políticos italianos daban encendidos discursos prometiendo regresar a Roma a su grandeza histórica. En las batallas de Trento y Trieste perdieron unos 15 mil hombres, la mayoría jóvenes, 40 mil en la segunda y 60 mil en la tercera, hasta llegar a más de 700 mil.
Después de perder las primeras batallas, los políticos italianos pudieron haber reconocido su error y ya no enviar más gente al matadero, pero, ¿cómo podrían decirles a los padres, viudas e hijos de esos soldados que murieron en vano? Prefirieron seguir sacrificando que reconocer que estaban en un error.
Eso es lo que ocurre ahora. Ya empezaron a darse cuenta que estamos sumidos en el mismo mierdero, pero se hacen de la vista gorda porque les llega su gotita.
Y en esto coincido con el influencer chairo redimido Luisito Incomunica (foto), que apenas el año pasado le echaba porras al nuevo aeropuerto y ahora se ha convertido en un feroz crítico del gobierno.
En los medios nacionales de comunicación y en “la mañanera” ha desaparecido la palabra chairo, pero no se puede sacudir fácilmente un estigma que estuvo siendo repetido diariamente por seis años día y noche, dividiendo terriblemente a las personas que vivimos en este lacerado país.
Recién platicaba yo con algunos compañeros periodistas, defensores acérrimos del expresidente ALMO y todos coinciden en que las cosas son diferentes en algunos aspectos, pero iguales en lo básico.
Quiero decirles un secreto a mis dos o tres lectores. En México el mayor mal no es la corrupción.
No. Ya lo decía aquel alcalde que estaba más loco que una cabra: “Yo robé, pero poquito”. Rara avis en la política es la sinceridad. LA SIMULACIÓN ES EL MAYOR MÁL DE MÉXICO. México es campeón mundial en eso de aparentar algo diferente a lo que es, sabiendo que lo es.
Basta de juegos de palabras. Si algún chairo quiere tener el derecho de réplica y me demuestra que los dos últimos gobiernos son honestos e impolutos, me comprometo a ir de rodillas a besarle los juanetes.
Y no se vale decir: “Bueno, sí, pero los anteriores también eran corruptos”, porque se supone que a estas alturas ya no deberíamos estar lidiando con las mismas porquerías.
Viene el refrán estilo Pegasiux: “Tanta mácula posee el individuo que hace perecer al rumiante como aquel que le sostiene el cuarto posterior”. (Tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata).
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