Por Pegaso
¡Advertencia! ¡Advertencia! En esta columna hablaré sobre un vulgarismo que se ha vuelto muy común en el lenguaje cotidiano de los mexicanos.
Monjas, curitas, persignados, damas de sociedad y defensores de las buenas costumbres, abstenerse de seguir leyendo y brincarse hasta donde dice: “Un signo de los nuevos tiempos.”
Niñas, niños y adolescentes, pueden continuar leyendo sin ningún problema.
La palabra verga es definida por la Real Academia de la Lengua de la siguiente manera:
1.- Pene.
2.- Arco de acero de la ballesta.
3.- Vara.
4.- Tira de plomo con ranuras en los cantos, que sirve para asegurar los vidrios de las ventanas.
5.- Percha labrada convenientemente, a la cual se asegura el grátil de una vela.
6.- Vulgarismo que se usa para expresar sorpresa, protesta, disgusto o rechazo.
Es este último uso el que se ha extendido de manera significativa.
Hasta hace poco tiempo, estoy hablando de una o dos décadas, la palabreja era usada por carretoneros, pepenadores, expresidiarios y en general, gente de baja estofa. También era frecuente en las conversaciones de varones clasemedieros y alguno que otro de la alta sociedad.
Su uso, sin embargo, fue popularizado por la delincuencia organizada y forma parte de la subcultura del narco.
De ahí saltó a las canciones como el reggetón, una de las expresiones más misóginas y la música regional mexicana, para después ser adoptado por toda la fanaticada.
Hoy por hoy, es tan común escucharla, que está en todas partes. La madre diciéndole al niño: “¡Vamonos a la verga!”, o las jovencitas quinceañeras que suelen exclamar: “¡Ya mandé a mi novio a la verga!”
Está en todas partes. En la calle, en la escuela, ¡en nuestras casas!, en la oficina, en la fábrica, en el camión… ¡Su uso se ha extendido tanto que ya hasta me da vergüenza no utilizarla en público!
Como muchas otras palabras del florido lenguaje mexicano, la palabra verga es multiusos.
Cuando nos pasa algo grave decimos: “¡Ya nos cargó la verga!”
Si alguien se está liando con otro comentamos: “¡Se están agarrando a vergazos!”
Si queremos exaltar las cualidades de algún compañero decimos que es bien verga.
Una vez vi en el vidrio trasero de un elegante vehículo un sticker con la siguiente leyenda: “Aquí va doña Verga”.
La dicen los chiquillos que apenas empiezan a hablar, lo dicen los adolescentes, las niñas, los niños, las mamás, los papás, en un contexto donde esa palabra ya no representa un tabú.
Antes, en los tiempos de nuestros abuelos, si un niño decía alguna mala palabra, como “pinche”, tomaban un tizón y le quemaban el hocico.
Hoy hasta los celebran.
Un signo de los nuevos tiempos.
Viene el refrán estilo Pegaso que dice: “¿Y con tal oquedad bucal ingieres tus alimentos?” (¿Y con esa boquita comes?)