La noticia de la semana Wendy Guevara triunfa en Tailandia.
El periódico El Heraldo de México escribe sobre la “gira” que este cuate realiza en el país oriental, que es más un viaje de vacaciones: “En tanto, en el perfil de Twitter Lolita Guevara sus fans expusieron: Mi Wendy, tan icónica, única, sencilla y sin perder su esencia, a diferencia de cierta ayuwoki que anda de posona, presumiendo su vacío en marcas, operaciones y burlándose de enfermedades, pero le llegó el karma”.
Como dice el dicho, no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace culpable.
Lo asombroso es que medios nacionales, se supone que de cierto prestigio, le sigan el juego a estos personajes tan bizarros.
Como ya lo he dicho hasta el cansancio, no se trata de coartarles su libertad de expresión. Si quieren, pueden hacer de su cuerpo un papalote y hacer todos los aracles que se les ocurran, pero eso de tratarlo como si fuera una mujer, está fuera de todo orden y contexto.
Es normalizar una mentira. Es caer en falacias. Como cuando alguien dice: “Yo me siento como mujer, luego entonces, soy mujer”.
No, no y no. O se es hombre o se es mujer. Así es la biología.
Las ideologías de género son antinaturales, riñen con la verdad y buscan que todo mundo acepte una idea falsa como verdadera.
El señor ese, que ha ganado miles de likes y simpatizantes por su comportamiento estrambótico solo es un payaso que sirve para divertir a sus descocados fans.
Recuerdo el caso de un tipo gordito, cachetón, chaparro y de aspecto mongoloide llamado “El Pirata de Culiacán”. Se hizo tan famoso y consiguió tantos seguidores, que se creyó intocable.
Tanto así que en sus últimos videos insultó nada más y nada menos que al “Mencho”, uno de los jefes criminales más sanguinarios y sádicos que han existido.
Como resultado, los sicarios fueron hasta donde estaba y lo acribillaron a balazos.
Pues “El Pirata” no tenía nada. Era el hazmereir de todos en las redes sociales y por eso lo seguían, para estar pendientes de sus ocurrencias.
El contenido chatarra que producen estos “influencers” en las redes sociales es consumido con fruición por jóvenes tan desorientados como ellos.
Para ponerlo así, en perspectiva: No existen más que dos sexos entre los seres humanos. Pero gracias a toda esa manipulación que se ha logrado consolidar en las redes sociales, el Varón, que es tan chingón, se ha robado incluso la esencia de la feminidad de la mujer.
Vemos así que ahora los hombres ya participan en el concurso de belleza femenino por definición: Miss Universo y han estado a punto de ganarles a las mujeres más hermosas del mundo.
Ahora ya los medios los reconocen como “ellas”, cuando todo mundo sabe que son pelaos de pelo en pecho, o como decía La Chupitos: “Es una mujer marciana, sin chichis y con macana”.
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “Simona, la mujer con escoriaciones faciales provocadas por el virus de la viruela”. (¡Simona, la cacariza!)