A pesar de que AMLO niega la fabricación de fentanilo en México, especialistas en seguridad aseguran que miente, así como operativos de la Sedena.
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que su país no fabrica ni consume fentanilo, a pesar de las pruebas de lo contrario, y sugirió que la epidemia de opioides sintéticos es, en gran medida, un problema estadounidense que debería ser atendido en ese país.
“Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo. Y lamentamos mucho lo que está pasando en Estados Unidos”, dijo el mandatario. “¿Por qué ellos no combaten la distribución del fentanilo en Estados Unidos?…. ¿Por qué no atienden a sus jóvenes?”
El pronunciamiento también coincide con los llamamientos de los republicanos estadounidenses a utilizar el ejército de Estados Unidos para atacar los laboratorios de drogas en México.
El gobierno reconoció en el pasado que el fentanilo se produce en laboratorios de México con precursores químicos importados de China. De hecho, entre las autoridades estadounidenses e incluso mexicanas apenas se discute que casi todo el fentanilo que se consume en Estados Unidos se procesa en México.
En febrero, el Ejército mexicano anunció que se incautó de más de medio millón de pastillas de fentanilo, en lo que denominó el mayor laboratorio de drogas sintéticas descubierto hasta esa fecha. El ejército dijo que el laboratorio al aire libre fue descubierto en Culiacán, Sinaloa.
En la misma ciudad, en 2021, el ejército allanó un laboratorio que, según sus estimaciones, fabricaba unos 70 millones de pastillas de fentanilo al mes para el cartel de Sinaloa.
Al fentanilo se le atribuyen unas 70 mil muertes anuales por opiáceos en Estados Unidos, e instituciones oficiales mexicanas también hablan de un incipiente consumo en las ciudades mexicanas de la frontera.
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López Obrador insistió en que parte de la culpa de la crisis que vive Estados Unidos con el fentanilo es por la falta de políticas para atender a los consumidores, las familias monoparentales o el “problema grave de descomposición social”.
Las palabras del Presidente contrastaron con las del embajador estadounidense en México, Ken Salazar, en Twitter donde dijo que la reunión entre Sherwood-Randall y el fiscal general mexicano tenía como objetivo “mejorar la cooperación en seguridad y luchar contra el flagelo del fentanilo para proteger mejor a nuestras dos naciones”.
Para el analista de seguridad mexicano David Saucedo, está claro que “el presidente miente” con las afirmaciones de este jueves.
“Los cárteles mexicanos, sobre todo el CJNG (Cártel Jalisco Nueva Generación) y el Cártel de Sinaloa aprendieron a fabricarlo”, explicó. “Ellos mismos compran los precursores químicos, instalaron laboratorios, fabrican el fentanilo, lo llevan a ciudades de Estados Unidos y lo venden”, aseguró.
“Poco a poco han comenzado a crear un monopolio del fentanilo, pues los narcos mexicanos están presentes en toda la cadena de producción y comercialización”, agregó Saucedo.
Si bien es cierto que el consumo de esta droga sigue bajo en México y en gran parte confinado a las zonas fronterizas del norte, eso puede deberse a que el gobierno mexicano no es capaz de detectarlo. Un estudio de 2019 en la ciudad fronteriza de Tijuana mostró que el 93 por ciento de las muestras de metanfetaminas y heroína allí contenían algo de fentanilo.
Saucedo indicó que las exportaciones de fentanilo eran tan lucrativas para los cárteles mexicanos que en el pasado no habían visto mucha necesidad de desarrollar un mercado interno aunque ya empezaron a venderlo en algunas ciudades como la capital, León (en el estado de Guanajuato, en el centro del país) o Monterrey, en el norte.
Al margen de estos datos, el López Obrador insiste en que el tema se utiliza con fines propagandísticos.