Reynosa, Tamaulipas. Salvo para festejos cívicos y eventos especiales, la pirotecnica está prohibida en México.
No obstante, se tolera porque las personas que defienden su uso invocan las costumbres y tradiciones mexicanas, sin tener en cuenta el daño que se provoca al sensible oído de los animales, especialmente, los perros.
Hay organizaciones que proponen que la pirotecnia sea considerada como una manifestación más del maltrato animal.
Muy seguido se observa en las noticias locales y nacionales que se castiga a individuos que suben videos a sus redes sociales donde provocan dolor e incluso la muerte a las mascotas.
Y sin embargo, nada se hace contra los que utilizan artilugios explosivos de gran poder, como los petados, las “palomas” o los cuetes conocidos como “cara de diablo”, o contra aquellos que acostumbran hacer disparos al aire para festejar la Navidad y el Fin de Año.
Hoy por la tarde un usuario de Facebook subió a su muro una dramática fotografía de un perro de raza indefinida, atrapado en una cerca de alambre.
El chucho, al escuchar las detonaciones, empezó a correr enloquecido de un lado a otro. Al intentar cruzar la verja metálica, se quedó atorado del cuello, sufriendo una prolongada y dolorosa agonía.
Juan Carlos Ayala, locutor reynosense y ex integrante del equipo del ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca es quien subió la gráfica.
“A los que siguen con esa práctica de divertirse con pirotecnia, gracias, espero estén tan contentos como este inocente, que no soportó el estrés de no saber qué sucedía y perdió el control y su vida”-afirma.
En los comentarios, se hace énfasis en que debería prohibirse de manera tajante la venta y uso de pirotecnia, precisamente para proteger la vida de los lomitos.
Además, uno de los usuarios mencionó que su casa ya se le andaba quemando a causa de un cuete que arrojaron unos vecinos.
“Es terrible la ignorancia y la negligencia de todos los que se sienten “contentos” quemando su dinero y estresando a los animales y en muchos casos a las personas. Yo la pasé fatal el 24 con mis vecinos. Empezaba a quedarme dormida y me sobresaltaba con los cohetes, literal con taquicardia y una sensación horrible en el cerebro. Hasta que no son ellos los de la tragedia aprenden. Desgraciadamente son escasos los casos”-comentó Marisol Aguilar.