En el año 2024, murieron en el país un total de 40 mil 704 personas por enfermedades hígado, con 13 mil 305 de tipo alcohólico y 15 mil 986 por cirrosis
DATOS CRUDOS
De acuerdo con los datos preliminares del año 2024, las enfermedades del hígado se ubicaron como la cuarta principal causa general de muerte en el país, con un total de 40 mil 704 defunciones, de las cuales, en 11 mil 312 casos las personas fallecidas fueron mujeres y 29 mil 390 fueron hombres.
Es importante destacar que entre las mujeres estas defunciones representaron la sexta causa, y entre los hombres, la quinta.
También es importante subrayar que, entre las defunciones por enfermedades del hígado, las cirrosis y los distintos tipos de enfermedad alcohólica de ese órgano representan las mayores cantidades; y que el número absoluto se ha incrementado de manera relevante en los últimos 10 años.
Los años de la pandemia marcaron cifras récord de enfermedades hepáticas con 41 mil 492 casos totales en 2020, de los cuales 15 mil 318 fueron causados por enfermedades de tipo alcohólico y 17 mil 31 por cirrosis; en 2021 la cifra creció aún más a 41 mil 890 casos, que es el récord histórico; en ese total, 14 mil 927 fueron por enfermedades alcohólicas y 17 mil 320 por cirrosis.
Los datos del Inegi muestran que, para el primer trimestre de 2025, las enfermedades del hígado son la quinta causa general de muerte en el país, con un acumulado de 10,097 decesos. Para las mujeres sigue siendo la sexta causa general de defunciones, con 2,858 casos; mientras que, entre los hombres, es la quinta causa con 7,239 casos totales.
Las tendencias de defunciones por las causas señaladas son muy distintas entre las entidades. Por ejemplo, entre enero y marzo de 2025, en Campeche fueron la cuarta causa de muerte en mujeres; en Chiapas, la cuarta causa general.
UN ASESINO NADA SILENCIOSO
Mientras el país enfrenta un contexto de alta violencia, bajo crecimiento económico y criminalidad extendida, se normaliza y hasta se fomenta el consumo de una droga legal como el alcohol, cuya aceptación cultural invisibiliza su carácter letal. Este fenómeno evidencia cómo la sociedad construye jerarquías de tolerancia frente a las drogas: unas son perseguidas y criminalizadas, mientras que otras se promueven como parte de la vida cotidiana, a pesar de que terminan asesinando silenciosamente a miles cada año. En el plano de la salud pública, los datos reflejan una crisis estructural: el Estado permite que la cultura del consumo desborde en una epidemia de muertes prevenibles: