Por Víctor Hugo Guerra
A tan solo unas semanas de que arranque el nuevo año, los habitantes de Reynosa y sus alrededores ya están enfrentando una escalada en los precios de los productos básicos, un fenómeno que ha sorprendido a los consumidores y pequeños comerciantes de la región. Lo que en años anteriores era un ajuste gradual en enero, este año ha llegado antes de tiempo, dejando a los fronterizos con los bolsillos fuertemente golpeados por el aumento en los costos de la canasta básica.
En los mercados y tiendas locales, los precios de productos que forman parte esencial de la dieta diaria han experimentado incrementos alarmantes. La cebolla, uno de los ingredientes más utilizados en la cocina mexicana, se vende ahora a 57 pesos por kilo, mientras que el pollo, otro básico, ha alcanzado los 38 pesos por kilo. El aguacate, fundamental en muchas recetas tradicionales, ha llegado a costar hasta 60 pesos por kilo, y productos como la calabaza y la papa también han registrado aumentos considerables, situándose en 53 y 57 pesos, respectivamente. Estos precios han comenzado a ser inalcanzables para muchas familias que dependen de estos productos para mantener una alimentación equilibrada.
Sin embargo, uno de los aumentos más notorios y preocupantes ha sido el del huevo, un elemento esencial en la mesa de las familias mexicanas. El precio de la tapa de 30 huevos ha llegado a los 107 pesos, lo que representa un golpe significativo para los hogares fronterizos, que se ven obligados a ajustar su presupuesto en un contexto ya de por sí complicado.
El impacto de estos aumentos se extiende más allá de las familias consumidoras, afectando también a los pequeños comerciantes, especialmente aquellos que se dedican a la venta de alimentos. Muchos de estos negocios, ubicados cerca de los hogares, han visto reducidos sus márgenes de ganancia debido a la dificultad de mantenerse competitivos frente a las grandes cadenas comerciales, que también ajustan sus precios en respuesta a la inflación. Los pequeños empresarios se encuentran ante una difícil disyuntiva: o ajustan los precios para mantenerse a flote o corren el riesgo de perder a su clientela habitual, lo que afectaría aún más la economía local.
En Reynosa, la inflación ha hecho sentir sus efectos de manera directa, desbordando las expectativas que, por lo general, apuntaban a un aumento significativo de precios a partir de enero. Este año, la “cuesta de enero” ha llegado antes de tiempo, desestabilizando tanto los presupuestos familiares como la economía de los pequeños comercios locales, que aún no han podido recuperarse completamente de las secuelas de la pandemia.