En información institucional se sustenta que los altos índices de violencia y las dificultades socio -económicas son factores de riesgo para el suicidio, principalmente en los jóvenes de 20 1 29 años de edad.
Se marca que el suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud como el acto deliberado por el que un sujeto se causa la muerte con conocimiento o expectativa de un desenlace fatal.
El comportamiento suicida es un fenómeno conductual complejo de entender, en donde no siempre está presente el deseo firme y determinante de la persona de querer terminar con su vida.
Si bien la ideación suicida se presenta alguna vez en la vida (en 3.91% de la población adolescente, siendo mayormente afectadas las mujeres), la tasa más alta se presenta en jóvenes de 18 a 29 años (10.7 por cada 100 mil habitantes, mientras que la tasa nacional es de 6.2).
El Programa Nacional para la Prevención del Suicidio observa de gran relevancia acercar recursos de atención como contenidos de interés para población en general.
A nivel estatal se marca por parte de la Secretaria de Salud que es urgente redoblar esfuerzos para crear conciencia sobre el suicidio y sus causas, porque es una asignatura pendiente con la sociedad, por lo que es urgente crear estrategias que coadyuven a la superación de estos problemas sociales y de salud.
Se reconoce que los números son alarmantes y las políticas públicas para su atención nunca serán suficientes, por ello se requieren espacios para brindar atención especial al sector adolescente y juvenil, grupo más vulnerable en cuanto a problemas con la depresión, consumo de sustancias adictivas y conflictos familiares.
Es un hecho que se promuevan acciones que permitan difundir medidas preventivas, de identificación de riesgos y atención a los principales trastornos que pueden llevar a una persona a quitarse la vida
En este tenor se la prevención del suicidio se considera como un servicio básico en la protección de la salud.