La sofisticación de las redes de extorsión, el control territorial en zonas productivas y el incremento de los riesgos logísticos están encareciendo los productos agrícolas.
“Depende del cultivo, pero empiezan a llegar granos y productos alimenticios entre 10 y 20 por ciento más caros al consumidor mexicano”, alertó Jorge Esteve Recolons, presidente del CNA.
Detalló que en diversas regiones agrícolas los cobros del crimen ya se han normalizado dentro de las cadenas productivas, desde la irrigación hasta el transporte.
En los distritos de riego, explicó, “ya te incluyen las cuotas del crimen organizado en tus cobros del agua”. En el transporte ocurre algo similar: las tarifas por cruzar ciertos tramos ya traen incorporados los pagos ilícitos.
“Hasta en los talleres, en cada área de la economía, el crimen organizado busca meterse para generar ingresos”, añadió.
La cebolla nos hace llorar: Los productos subieron el precio de la canasta básica en septiembre
Crimen organizado ‘golpea’ a jóvenes productores
La presencia criminal está provocando un abandono acelerado de tierras agrícolas, particularmente entre productores jóvenes.
“Los jóvenes están abandonando este campo y estas cosas están generando un sobreprecio en la alimentación para los mexicanos”, señaló Esteve.
Esto se suma a las presiones derivadas de la sequía, el encarecimiento del crédito, la eliminación de programas de cobertura de precios y el colapso de la producción de granos por falta de apoyos.
Según el CNA, 20 por ciento del campo mexicano ya no se está sembrando, lo que presionará aún más los precios al consumidor en los próximos meses.
La inseguridad también está afectando cultivos de alto valor como jitomate, berries, aguacate y cítricos. En regiones como Michoacán (donde se ubican zonas agrícolas clave) los productores enfrentan dificultades crecientes para transportar mercancía y operar con normalidad.
Gusano barrenador deja pérdidas por más de 2 mil millones de dólares
El avance del gusano barrenador ya representa una de las peores crisis sanitarias para la ganadería mexicana en las últimas décadas, con pérdidas superiores a los 2 mil millones de dólares, de acuerdo con el CNA.
“Son más de tres mil cabezas que se exportaban a los Estados Unidos cada día… más de 2 mil millones de ingresos de exportación que no estamos teniendo”, explicó Jorge Esteve, presidente del organismo.
A más de un año de la detección, México aún no logra poner en marcha la planta necesaria para producir moscas estériles, herramienta clave para frenar la propagación de la plaga.
“Lo vimos venir y hoy, más de un año después, no tenemos una planta echada a andar. Nos equivocamos como región”, admitió.
Estados Unidos, añadió, ya construye una planta propia, aunque la frontera cerrada no evitará del todo la expansión: animales silvestres pueden cruzar naturalmente y llevar la plaga al norte.

