Ganaderos mexicanos enfrentan una triple crisis: sequía, plaga de gusano barrenador y bloqueo de EU a la importación de ganado de México. Ante esto, apuestan por mercados locales y tiendas de carne premium para no desaparecer.
El cierre de la frontera México-EU tras la detección de nuevos casos de gusano barrenador, a inicios de julio pasado, llegó en un mal momento para los ganaderos mexicanos.
Al igual que lo hizo su padre y su abuelo antes que él, Ibarra Vargas ha criado ganado en Sonora. Aunque él y su familia ya se habían enfrentado a sequías devastadoras, nunca habían enfrentado el impacto económico de una nueva plaga: el gusano barrenador.
Para Ibarra Vargas, considerado un ganadero pequeño para los estándares de Sonora, la imposibilidad de enviar sus reses a EU le ha hecho replantearse todo.
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Dos vaqueros empujan una vaca para que sea inspeccionada por un veterinario en una hacienda que exporta ganado a Estados Unidos. (AP /AP)Ante el prolongado cierre de la frontera México-EU, los ganaderos de Sonora —el segundo mayor estado exportador del país superado solo por Chihuahua— han volteado la mirada hacia el mercado local, mientras extreman los cuidados sanitarios de sus reses e instalan cientos de trampas entre los desérticos campos para atrapar insectos y certificar que la mosca del gusano barrenador no ha llegado al norte del país.
Tan solo en los dos últimos meses, los ganaderos sonorenses han vendido más de 35 mil cabezas de ganado maduro en México, lo que implica una baja en los ingresos de 35 por ciento, según cifras de la Unión Ganadera Regional de Sonora.
Además, los ganaderos de Sonora han incursionado en la venta al por menor de sus productos a través de carnicerías de lujo, que han denominado como “boutiques de carnes”.
La carne de Sonora es reconocida como de alta calidad genética e inocuidad, lo que les ha permitido llegar hasta remotos lugares como Japón.
Sequía en México y gusano barrenador: La ecuación de una crisis
Arrullado por el mugir de sus becerros, Ibarra Vargas admitió que aún no sabe cómo podrá recuperarse de la prolongada suspensión de las exportaciones de ganado a EU, cuando aún no solventa los daños que dejó una fuerte sequía en México de dos años. Sus inventarios de reses mermaron y lo obligó a endeudarse para preservar la pequeña finca que ha manejado su familia por tres generaciones.
“Estamos contrarreloj”, expresó el productor, al reconocer que “no tiene mercado y ni dinero para seguir dándole de comer a s